Libros
La casa de las bellas durmientes
Kawabata, Yasunari
Editorial Emecé
El nombre de Yasunari Kawabata (1899-1972) es célebre no sólo por tratarse del segundo japonés en obtener el Nobel de Literatura, sino porque sus historias han cautivado a lectores de todo el orbe, que atesoran libros como La bailarina de Izu, Historias de la palma de la mano o Kioto, entre otros títulos que hicieron célebre la firma de Kawabata. La casa de las bellas durmientes es quizá la más conocida de sus obras y su impacto es tan amplio que el mismo García Márquez ha reconocido que su famosa Memoria de mis putas tristes no existiría sin la novela de Kawabata. La casa... tiene como protagonista a Eguchi, un hombre de 67 años que llega como cliente a un inusual burdel, en donde ancianos ya casi moribundos pagan por dormir con adolescentes vírgenes (previamente drogadas, para que no perciban lo que ocurre); nada de sexo, el trato sólo abarca la posibilidad de recostarse junto a sus cuerpos desnudos. Eguchi pasará varias noches en el recinto y con cada experiencia irá reviviendo su pasado. Aun siendo una novela corta, basta para constatar el efecto seductor que distingue a la narrativa de este creador nipón.
Parranda larga
Antología poética
Parra, Nicanor
Alfaguara
En el siglo XX los dos grandes virajes o sacudones del lenguaje poético español y latinoamericano lo propinaron el nicaragüense Rubén Dario y el chileno Nicanor Parra, asegura el literato argentino Elvio E. Gandolfo en el prólogo a Parranda larga, la más completa antología poética del inconfundible Nicanor Parra (1914). Y muchos coinciden con él. No por nada, el creador de la llamada antipoesía ha sido merecedor de varios de los honores más altos a los que puede aspirar un escritor, como el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2001), el Cervantes (2011) y el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2012). Cancionero sin nombre, Ejercicios respiratorios, Poemas y antipoemas, Versos de salón, La camisa de fuerza, y Aunque no vengo preparrado son algunos de los materiales abordados entre una bibliografía tan amplia, que el volumen casi llega a las 500 páginas incluso tratándose de una selección, con la cual se comprueba la opinión de Gandolfo sobre el chileno: a través de un humor irónico, pone en evidencia la ridiculez del hombre burlándose también de sí mismo con gran puntería.