Fe. Nick Vujicic estuvo anoche en Torreón para dar una conferencia en el Coliseo del Centenario, y los recursos recaudados serán destinados a cuatro asociaciones civiles en beneficio de grupos vulnerables.
La vida de Nick ha sido un desafío, pero decidió llevar un mensaje de fe y esperanza en lugar de hundirse en la tristeza. De niño jamás pensó en tener un trabajo o una familia, sin embargo, encontró a Dios y todo cambió.
Nick Vujicic es un conferencista motivacional, que nació sin brazos ni piernas a causa de una enfermedad conocida como el síndrome "Tetra-Amelia", y anoche impartió una plática en el Coliseo del Centenario; los fondos recaudados serán en beneficio de las asociaciones civiles Pro Niños con Leucemia, Hogar de la Misericordia, Instituto Lagunero de Audición y Lenguaje, y Centro de Alzheimer.
A Nick le gusta hablar con los medios de comunicación porque sabe que mucha gente no puede acudir a escuchar su mensaje. Por eso comparte su historia cada vez que está ante un micrófono o una grabadora.
Nick nació en Australia y hasta ahora los doctores no saben explicar las causas de su enfermedad. Sus padres no sabían qué tipo de vida iba a tener, pero son personas de fe en Dios, y lo apoyaron en todo momento.
Está convencido que Dios no se equivoca y que cualquier cosa que un enemigo quiera hacer para lastimar, Él lo puede convertir en algo bueno.
Como cualquier niño fue a la escuela normal a pesar de su discapacidad. Aprendió a escribir con su pie y ahora teclea 43 palabras por minuto, aunque después de dos tazas de café alcanza hasta 53 palabras por minuto. Nick juega golf, nada, pesca, surfea, bucea y ha hecho paracaidismo.
El 12 de febrero, Nick se casó y ahora es padre de un bebé de siete meses de edad. Este año, en su ministerio de una vida sin extremidades, predicará en 24 países y 500 millones de personas escucharán el evangelio de Jesucristo.
La conferencia de anoche fue un mensaje motivacional de valores y actitudes, para que las personas jamás se den por vencidos y puedan soñar en grande, "donde quiera que yo vaya siempre menciono la importancia de la fe".
Cuando tenía ocho años, Nick jamás se imaginó que sería un orador, que se casaría y sería padre de un niño. Durante cuatro o cinco años estuvo deprimido porque no tenía ninguna esperanza.
"Jamás pensé que iba a tener un trabajo, y pensaba que iba a estar solo. A la edad de diez años intenté suicidarme porque me sentía sin esperanza, la verdad es esta: hay esperanza, solamente no la podemos ver y cuando tenemos altas y bajas, la fe es creer en algo que no puedes ver".
Nick no se suicidó por sus padres, no quería dejarlos con ese dolor y entonces tomó la decisión de seguir viviendo. A la edad de 13 años, tuvo un cambio de actitud porque comenzó a agradecer lo que sí tenía.
"Podía estar enojado por lo que no tenía o agradecido por lo que sí tengo. Para que cualquier persona pueda usar su vida a su máximo potencial, necesitan aprender a disfrutar lo que ya tienen, mucha gente espera por más cosas antes de ser felices, pero la felicidad no viene de las cosas, el gozo viene de la verdad".
La verdad se centra en el valor, el propósito y el destino. Nick es un apasionado de llevar un mensaje a los jóvenes, de decirles que la felicidad no está en las cosas.
Nick le entregó su vida a Dios y esto cambió su vida porque ahora se siente eterno, ama a las personas, perdona y trata de ser bondadoso con los otros, pero sobre todo mostrar el amor de Jesús.
"Hace siete años conocí a un niño sin brazos y sin piernas, jamás había conocido a otra persona como yo. Su mamá me dio un abrazo y lloró, y me dijo que ahora sabía que había un propósito más grande para la vida de su hijo".
Nick le advirtió que ese niño sería víctima de bullying cuando fuera a la escuela, y se comprometió a dar una plática. Cumplió su compromiso y gracias a eso, el pequeño sin brazos ni piernas, dejó de ser acosado por sus compañeros.
"El mensaje que les digo a todos es que primeramente yo no conozco su dolor, perder a un ser querido es peor que no tener brazos ni piernas, dolor es dolor, quebrantamiento es quebrantamiento, pero la esperanza es esperanza".
Para Nick las personas que no creen en el cielo tienen una discapacidad porque la muerte alcanza a todos, y lo mejor es tener una actitud positiva. Sabe que hace 11 años fue llamado por Dios para ser su mensajero.
A la edad de 19 años habló por primera vez ante 300 personas. Estaba muy nervioso, pero en tres minutos la mitad de las jóvenes, lloraban al escuchar su mensaje.
"Hay millones de personas que tienen que escuchar el mensaje de la esperanza. Les dije a mi padre que me convertiría en un orador y pensaron que estaba loco; terminé la doble licenciatura en Contaduría y Planificación Financiera, y después entré a tiempo completo a dar pláticas".
Nick ha llevado su mensaje a medio millón de personas cara a cara, pero 1.3 millones de personas lo conocen gracias a sus libros, los medios de comunicación, la película, y YouTube.
"Hago todo lo posible para empaquetar el mensaje de esperanza, y alcanzar a más personas. Quiero hablar con los presidentes del mundo de cómo una nación debe honrar a Dios, y tomar decisiones de acuerdo a esto, porque cuando le pedimos a Él por un país, lo sana".
Nick considera que México necesita la intervención de Dios para sanarse, y exhorta a las personas a orar por sus ciudades y las personas. En el caso de La Laguna, su mensaje también es esperanza, amor y fe.
"Definitivamente voy hablar sobre la violencia de aquí, pero también quiero hablar de todos los tipos de dolor como la pérdida de un ser querido, el cáncer, la discapacidad, entre otros".
Hay muchas personas con brazos y piernas que no están en una silla de ruedas, y tienen más discapacidad porque no tienen fe, pero sí tienen miedo y temor, dice.
"Tienen miedo de que su pasado defina el futuro, y el estar atado por el miedo es una discapacidad. Las personas sin gozo, amor, ni fe, tienen una discapacidad, porque yo soy completo, no por mi cuerpo, sino por mi corazón y mi espíritu".
Para Nick la esperanza está en la fe en Dios. El problema, dice, es que hay muchas personas sin buscarla porque no le encuentran sentido. Ha sido testigo de muchos milagros en su vida, "tengo un par de zapatos en mi clóset por si acaso Él me diga que sí, pero no voy a esperar a que eso suceda para actuar".
Dios tiene un plan de vida para todas las personas, dice. La recompensa más grande a su mensaje no es la fama ni el dinero, es cuando escucha a alguien decirle "gracias" por compartir su historia.
"Muchas personas, desde jóvenes a adultos, están buscando esperanza, y ven una respuesta en mi sonrisa, mi paz y mi fuerza, pero ellos saben que no se trata sólo de mí, de Nick, sino que es algo más fuerte que es Dios".
En sus primeras 500 pláticas, Nick usaba notas porque ahora sólo habla con el corazón y se deja guiar por Dios para llevar su mensaje de fe al mundo.
Para ser feliz, dice, sólo hay que agradecer lo que se tiene y entender que todo lo bueno viene de Dios y Él es la esperanza para un mundo mejor. Sin embargo, hay ocasiones en las que aún llora y se deprime.
"No soy un superhéroe, tengo mis altas y bajas, pero es necesario regresar a la paz y entender que no estamos solos, y tener en mente las promesas de Dios porque Él jamás nos va a fallar".
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