Mientras la cita para Rio de Janeiro 2016 avanza lentamente, Paola llega a su cumpleaños este miércoles 31 de julio con varios regalos bajo el brazo. (Archivo)
Nacida en la ciudad de México un 31 de julio de 1986 pero criada en La Paz, Baja California Sur, la clavadista Paola Espinosa Sánchez pertenece a un solo lugar: la alberca. Ese lugar que conoció de la mano de su hermana a los seis años de edad.
Sus padres, Marco Antonio Espinosa Morales y Josefina Sánchez Dávila, le regalaron el gusto por los deportes acuáticos. “Me empezaron a llevar a los gimnasios, a las albercas, porque no me aguantaban en mi casa -esa es la verdad-, porque era muy hiperactiva. Mi mamá no sabía qué hacer conmigo”, señala Paola Espinosa en su sitito oficial en internet.
Por 21 años ha subido y saltado del trampolín o de la plataforma de diez metros. La prueba de ensayo y error, lesiones, de hacer “paraditos” perfectos para ganar la medalla amarilla (de oro) no lograda en la primera competencia infantil se convirtió en un sueño que palpo su realidad al debutar en los clavados de plataforma de diez metros de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
La ilusión por la medalla dorada la llevaría hasta China en donde obtuvo la presea de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijín 2008 y cuatro años después la plata en Londres 2012.
El oro mundial ya lo saboreó, ya sintió su peso tirando de su estilizado cuello como si quisiera lanzarse a la fosa de clavados al ganar el Campeonato Mundial de Natación celebrado en Roma, Italia en 2009, pero el olímpico aún aguarda por ella.
Mientras la cita para Rio de Janeiro 2016 avanza lentamente, Paola llega a su cumpleaños este miércoles 31 de julio con varios regalos bajo el brazo: es doble medallista olímpica, ha concluido la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y a su círculo personal ha integrado a Ma Jin, su entrenadora a quien considera parte de su familia. Además de convertirse en un referente nacional querido y admirado del deporte en México.