Es feliz. Roberto trabajaba en el campo y la sequía le dejó sin empleo, pero no pierde la alegría.
Roberto tiene 66 años y
Vende dulces en la plaza
Roberto Nava vende dulces en la Plaza de Armas de Torreón. Los visitantes asiduos al paseo lo identifican por su buen humor y porque aprovecha cualquier oportunidad para bailar, aún sin música.
Es positivo
El ritmo es lo de menos. El hombre sabe moverse igual con cumbias que con polkas y cualquier otra melodía, siempre que sea alegre, pues su filosofía es nunca ir triste por la vida.
"No hay que andar triste y no hay que meterse en la vida de otras personas", dice. Roberto tiene 66 años. Es originario del ejido El Perú y desde joven siempre laboró en el campo, lo que incluso le valió la pérdida de la vista en su ojo izquierdo, tras un accidente manejando amoníaco.
El accidente no le impidió seguir trabajando pero la sequía sí. Desde hace un año, Roberto se trasladó a Torreón y comenzó a vender dulces porque bajó la siembra de algodón y, debido a su edad, sólo encontraba empleo como velador.
Y cada fin de semana, cuando la Plaza de Armas se llena de adultos mayores que acuden a bailar y divertirse, Roberto deja encargado, por momentos, su carrito de dulces, y salta a la pista para marcarla.