Entre los precursores más importantes de este padecimiento están los movimientos repetitivos focalizadas en el nervio cubital, “el cual se ramifica desde la mano, la muñeca y el antebrazo hasta el codo y debido a los microtraumas producto de labores repetitivas, se atrapa y provoca alteraciones en el funcionamiento del brazo”, explicó un especialista. (ARCHIVO)
El especialista Ramiro Padilla Gutiérrez indicó que calambres, adormecimiento, hormigueo y en casos extremos inmovilidad en extremidades superiores, son síntomas comunes del síndrome del túnel cubital.
El experto en Ortopedia y Traumatología del IMSS en Jalisco agregó que entre los precursores más importantes de este padecimiento están los movimientos repetitivos focalizadas en el nervio cubital, “el cual se ramifica desde la mano, la muñeca y el antebrazo hasta el codo y debido a los microtraumas producto de labores repetitivas, se atrapa y provoca alteraciones en el funcionamiento del brazo”.
Manifestó que si bien a nivel laboral es frecuente, otras causas del síndrome del túnel cubital se asocian a actividades deportivas, “pero también a la aparición de tumores o secuelas de fracturas”.
Dijo que quienes desempeñan actividades artesanales o que necesitan del uso de maquinaria, realizan constantes flexiones en codo y muñeca, que en forma forzada y repetitiva, exigen mayor esfuerzo del nervio, que provoca inflamación y posterior atrofiamiento.
Subrayó que las disciplinas deportivas como ciclismo y tenis, donde se demanda la extensión y flexión de las extremidades superiores de forma continua y excedida, son factores de riesgo para padecer este síndrome.
Afirmó que aunado a factores ocupacionales, se tiene el conocimiento que quienes padecen esta enfermedad son en mayoría hombres, en proporción de cinco por cada mujer, entre los 20 y 40 años.
Recomendó que ante estas situaciones, el paciente debe reconocer y valorar la actividad que realiza para así buscar la forma de no hacer tan extremo el movimiento, y lograr la máxima eficacia con movimientos menos agresivos para los nervios.
Comentó que si bien el paciente por su labor no puede modificar el proceso de su trabajo, debe intentar por medio de ortesis -aparatos que corrigen, estabilizan o protegen al sistema neuromusculo esquelético- aminorar las circunstancias que le puedan llevar a padecer el síndrome.
Resaltó la importancia de acudir al médico al presentar los síntomas antes citados, “ya que de dejarlos progresar pueden atrofiar los músculos del antebrazo, propiciar adelgazamiento y disminución de los tejidos involucrados (hipotrofia), exacerbar las condiciones de una enfermedad que en grados extremos puede ser incapacitante”.
