El comunicado de Banco de México (Banxico) del 18 de enero pasado ha causado mucho revuelo en círculos financieros. En esa ocasión Banxico señaló que "podría ser aconsejable una reducción del objetivo de la Tasa de Interés Interbancaria a un día para facilitar el ajuste de la economía a una situación de menor crecimiento y menor inflación. "Ésa, sin embargo, no fue la primera vez en que, desde 2009, se abre la posibilidad de reducir la tasa de referencia. Banxico insinuó una reducción en su tasa de interés objetivo entre agosto de 2011 y el primer trimestre de 2012.
Luego moderó su lenguaje laxo ante los episodios recurrentes de inestabilidad financiera global que depreciaron al peso, así como por un repunte de la inflación interna, que a la postre probó ser pasajero.
Ello explica por qué de marzo a julio de 2012 fue ambivalente, al hablar de la posibilidad de "ajustar la postura de política monetaria para hacerla más o menos restrictiva", para en septiembre pasado señalar que "podría… (ser)… aconsejable ajustar al alza las tasas de interés de referencia. "Unos cuantos meses después y Banxico está de regreso con la idea de relajar la política monetaria. Este cambio de postura se debió a la evolución de los precios durante noviembre y diciembre, que aumentó en algo el margen de maniobra de la política monetaria. Lo anterior muestra que Banxico aplica una política monetaria de "boca abierta", esto es, de mensajes que orienten a los mercados en la dirección que desea se muevan las tasas de interés, sin tener que recurrir a un cambio en su tasa de referencia.
No obstante, la mayoría de los analistas considera que ahora sí, en algún momento de este primer semestre, habrá una disminución de dicha tasa. Destaca entre ellos el área de análisis de Banorte, que ha insistido en diferentes foros y publicaciones sobre la inminencia de esa decisión.
La expectativa de los economistas de esa institución financiera es una reducción de medio y hasta tres cuartos de puntos porcentuales este viernes 8 de marzo. Desde mi punto de vista no hay en estos momentos razones suficientes para que ello ocurra y, de hacerse, sería un error. En varias ocasiones he comentado que, salvo una todavía mayor apreciación del peso, lo mejor sería no mover las tasas. Sigo pensando que ésa es la mejor opción.
Considero que, en las condiciones actuales, el entorno internacional seguirá siendo, por un buen tiempo, lo suficientemente inestable como para dejarle la tarea de debilitar al peso sin necesidad de modificar la política monetaria interna.
Los cambios de opinión de Banxico sobre el destino de las tasas muestran, además, que nuestras autoridades monetarias no están todavía convencidas del mejor camino a seguir ante un entorno internacional tan volátil.
Hay varios eventos que pudieran generar inestabilidad financiera en el ámbito internacional lo que, a su vez, afectaría la cotización del dólar y las tasas de interés internas.
En Estados Unidos se debatirán durante éste y el próximo mes temas relacionados con el presupuesto y el límite de endeudamiento del gobierno estadounidense, lo que pudiera introducir inquietud en los mercados financieros.
En la zona del euro, que está todavía lejos de llegar a una situación estable, los problemas electorales de Italia, el posible incumplimiento de Grecia y España en sus metas de déficit público, así como la resistencia de sus poblaciones a la austeridad, pudieran trastocar la frágil tranquilidad financiera internacional y llevar a una depreciación de nuestra moneda.
Por otra parte, una disminución de la tasa de referencia para estimular la economía, cuando ésta crece actualmente cerca de su potencial, podría acabar por traducirse en la reaparición de presiones inflacionarias.
Todo lo anterior no quiere decir, sin embargo, que Banxico no decida disminuir este viernes su tasa de referencia. Me parece que si lo hace sería prematuro, además de que pudiera verse en la necesidad de revertir dicha medida muy pronto.
En el contexto actual, esperar unos meses más se antoja como el camino más sensato para ver si la inflación sigue descendiendo, el peso sigue ganando terreno frente al dólar y la economía pierde realmente vigor, lo que entonces sí inclinaría la balanza en esa dirección.
En cualquier caso, no debemos perder de vista que si hay una disminución de la tasa de referencia de Banxico, ésta no sería una política sostenible en el largo plazo. Cuando la tasa de interés de la Reserva Federal comience a subir, algo similar tendrá que suceder con las tasas de interés en México.