Ben Roethlisberger la pasó mal contra los Raiders. (AP)
Dos semanas de recuperación se desvanecieron en 19 segundos. Más de tres horas después, parecieron esfumarse también las aspiraciones de Pittsburgh en esta temporada.
En desventaja tras la primera jugada ofensiva de los Raiders, Pittsburgh terminó por sucumbir. Los Acereros (2-5) cayeron por 21-18 ante Oakland y parecieron olvidar todos los progresos que habían alcanzado durante su racha de dos victorias consecutivas, la cual les infundió esperanzas de que podían enderezar la nave, tras comenzar la campaña con una foja de 0-4.
Ahora, ese repunte parece improbable. Los mismos errores que hicieron daño a Pittsburgh durante septiembre, un mes en el que no conoció la victoria, resurgieron el domingo.
La defensiva permitió un acarreo que impuso un récord por parte del quarterback Terrelle Pryor. El ataque tuvo un comienzo para el olvido y sólo reaccionó cuando el encuentro estaba prácticamente decidido. La ofensiva por tierra fue una nulidad y los equipos especiales estuvieron aun peor.
Hubo un mal manejo del reloj, decisiones cuestionables, un plan de juego que no buscó avances largos. Incluso si los Acereros hubieran encontrado una forma de robarse el triunfo, el entrenador Mike Tomlin no sabe si evaluaría el desempeño en una forma distinta.
"Si hubiéramos ganado el partido, yo seguiría decepcionado por la calidad que mostramos en la primera mitad", dijo.
Pero los Acereros perdieron, y Tomlin no está dispuesto a rescatar siquiera el desempeño de la segunda mitad.