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Los candidatos

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

En esta ocasión, me propongo algo poco usual: Abordar el tema de las elecciones municipales, tanto en Torreón, como en San Pedro, pues conozco bien a algunos de los candidatos que ahora compiten para el cargo de alcalde.

Jamás he negado mi filiación partidista y soy un convencido de que se puede estar en cualquier lado del espectro político. Lo que no se vale es permanecer indiferente o indeciso, porque, como dice la Biblia: "A los tibios, hasta Dios los vomita".

El espacio que me brinda El Siglo de Torreón, no es suficiente como para abordarlos a todos en una sola colaboración, de tal suerte que lo haré en etapas, tratando de no caer en la monotonía.

Debo aclarar de entrada, que repudio abiertamente, todas aquellas manifestaciones que circulan por la red sin nombre y basadas en meras suposiciones o prejuicios. Algunos amigos o conocidos, me reenvían ese tipo de correos y creo que lo hacen porque no tienen el valor de decir las cosas de frente y con su nombre, así que piden prestadas caretas, para difundir lo que no se atreven a decir abiertamente.

Me centraré hoy en dos conocidos personajes de la política, a quienes conozco desde hace algún tiempo, por lo que me constan sus cualidades personales y las razones por las que aspiran a esos cargos.

A Miguel Riquelme, lo conozco desde que comenzó a figurar en política allá en los años de la administración de Rogelio Montemayor. Es un joven egresado del Tec. de La Laguna, es decir, de un plantel público en el que se forjan muchos hombres y mujeres de la cultura del esfuerzo.

Proviene, como muchos de nosotros, de la clase media, que con esfuerzo estudió y se forjó un porvenir a partir de una carrera universitaria, que por lo mismo, es una persona con alta conciencia social y sabe lo que es ganar un salario dignamente.

Otra de sus cualidades es que es un hombre de palabra, algo muy poco común en nuestro tiempo. No necesita que se le anden recordando los compromisos que adquirió, sabe que los tiene y que debe cumplirlos a cabalidad, si no va a ser así, mejor no se compromete.

Es también un hombre que se relaciona fácilmente, con aquellos con los que tiene que trabajar. Es decir, sabe hacer equipo y confía en la gente. No concibo ninguna otra forma de trabajar en el medio político, pero siempre sin perder la visión del objetivo que se persigue y que es el del bienestar de la sociedad.

Cada quien tomará sus propias determinaciones a la hora de elegir alcalde para nuestra ciudad. Yo dejo estas breves líneas, externando mi sentir y las razones que pueden inclinar el sentido de mi preferencia.

Aprovecharé el espacio para hablar de un candidato más, pero éste de San Pedro. Pueblo mágico, tanto por su belleza e historia, cuanto por la cantidad de personajes pintorescos que tiene y de los cuales me da cuenta frecuentemente mi buen amigo José Francisco Gómez Gómez, en eso largos viajes que hacemos a Saltillo.

Me refiero a Juan González González, que por segunda ocasión aspira a conquistar la alcaldía de su pueblo natal. En el pasado sufrió una derrota y ésas enseñan más que las victorias.

Me constan las legítimas y antiguas aspiraciones de Juan y su deseo de ganarse, como él dice, "Tres renglones de historia"; que lo recuerden como un buen alcalde.

Juan es un hombre con una envidiable capacidad administrativa, heredada del tesón de sus padres que supieron construir una sólida empresa en el área del transporte público.

Él y sus hermanos, han logrado mantener e incrementar la empresa que fundó su padre y prestar un buen servicio a una población, que no obstante la cercanía con Torreón, requiere de este tipo de empresas para estar mejor conectado con las poblaciones vecinas.

Fue ya diputado local y la gente lo conoce bien y sabe que no escatima esfuerzo cuando se trata de ayudarla. Tiene toda su vida viviendo en San Pedro y seguirá ahí si, ganando la alcaldía, termina su encargo, como lo desea. Esto es, no quiere ir a ningún otro lado que no sea su pueblo que lo vio nacer y al que ama entrañablemente.

Es abogado de profesión, igualmente egresado de la Universidad Publica y sabe lo que cuesta venir desde fuera a estudiar la universidad en Torreón, porque el esfuerzo es mayor del que hacemos quienes vivimos aquí.

A los hombres públicos hay que juzgarlos individualmente, por sus cualidades y defectos, pero no a la luz de prejuicios o estereotipos infundados, porque todas las comparaciones son odiosas y normalmente devienen en falsas.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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