El cuerpo de Rebeca Michel Macías Mendoza, de 27 años, estaba destrozado a cuchilladas en Rinconada de las Torres, Ciudad Juárez. Los vecinos atribuyeron el salvaje homicidio a los celos de su esposo, Pedro Villegas, quien se suicidó después de cometerlo (El Mexicano, 6.6.13).
Los homicidios por celos son muy comunes no sólo en México sino en todo el mundo. Según Raciel López Salazar, procurador de Chiapas, el 60 por ciento de los homicidios de mujeres en Chiapas es producto de "desencuentros sentimentales, celos".
Por increíble que parezca, los celos pueden ser atenuantes en casos de homicidio. El artículo 136 del Código Penal del Distrito Federal señala: "A quien en estado de emoción violenta cometa homicidio o lesiones, se le impondrá una tercera parte de las penas que correspondan por su comisión."
Según la abogada y psicoterapeuta peruana Pilar Aguilar Malpartida, "Lo que hoy conocemos como homicidio en estado de emoción violenta es producto de la transformación paulatina del conyugicidio, figura que permitía, hasta los principios del siglo XX, el asesinato de la cónyuge infiel sin pena alguna."
En mayo de este 2013 el Congreso de Puebla reformó el artículo 338 del Código Penal estatal para eliminar la atenuante, ya que el estado de "emoción violenta" era utilizado para lograr penas menores para los hombres que asesinaban a sus parejas por celos.
Los celos son un sentimiento natural. "No son sólo innatos en la naturaleza humana, sino la emoción más básica y dominante… en toda relación" argumentaba Boris Sokoloff en Jealousy: A Psychological Study. Según David M. Buss, autor de Dangerous Passion, los celos son para los humanos producto de una estrategia evolutiva tan importante como el amor o el sexo.
El hombre cela a sus mujeres (sí, en plural, ya que el ser humano no es monógamo) porque este sentimiento hizo más probable que sus genes se trasladaran a nuevas generaciones y se multiplicaran. La mujer también cela a sus hombres (igualmente en plural) porque mantener una pareja estable asegura una mayor protección para sus hijos y permite que sus genes pasen también a nuevas generaciones. "Los celos son una pasión ciega… Son una sabiduría emocional, no articulada conscientemente, que hemos heredado de nuestros ancestros exitosos a lo largo de millones de años."
Los celos producen una intuición emocional que va más allá de la inteligencia. Muchos de las reacciones de celos que parecen irracionales, según Buss, son vislumbres de una realidad que no se percibe a simple vista. La esposa sí se da cuenta intuitivamente que su marido no estuvo hasta tarde en una junta de consejo, mientras que el esposo se percata que un hombre ha captado la atención de su mujer. Lo curioso es que a pesar de los fuertes castigos que la sociedad ha impuesto a las infidelidades, que han llegado a la condonación social del homicidio de mujeres (no de hombres), la infidelidad sigue siendo común. Esto revela que así como los celos son una estrategia evolutiva, también lo es la infidelidad.
"Yo no sé por qué la maté si la quería", cita Buss a un hombre de 31 años que confesaba a la Policía haber matado a cuchilladas a su esposa de 20. "Los celos pueden ser un ácido emocional que corroe los matrimonios, mina la autoestima, provoca agresiones y puede llevar al crimen último del homicidio." Pese a ello, las mujeres y los hombres celosos han tenido más posibilidades de tener hijos que trasladen sus genes a generaciones futuras. Por eso todos o casi todos tenemos algo de ese peligroso gen que atormentaba a Otelo y que puede, incluso, llevar a matar a quien más se ama.
CRIMINALIZADOS
El Ejército rescató a 165 migrantes que fueron entregados por "polleros" a grupos criminales. Mucho menos comunes serían estos secuestros masivos si dejáramos de criminalizar a los extranjeros que entran ilegalmente a nuestro país.
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