Una casa de dos pisos en la Colonia del Valle de la ciudad de México de 350 metros de terreno y 400 de construcción, con un valor de mercado de unos 8 millones de pesos, debe pagar en este 2013 un impuesto predial de 28,189 pesos. Un apartamento de unos 100 metros cuadrados sobre Ejército Nacional, en la colonia Anáhuac, con un valor comercial de 3 millones de pesos, paga 12,513 pesos.
En cambio una casa de tres pisos en la Hipódromo Condesa, de poco más de 100 metros de terreno y unos 300 de construcción, con un valor de mercado de unos 9 millones de pesos, tiene un predial de apenas 384 pesos. Un apartamento de unos 100 metros cuadrados en la misma Hipódromo Condesa, con un valor de unos 4 millones de pesos, paga 324 pesos.
Así de irracionales son los cobros de predial en la ciudad de México. En el afán por hacer que los ricos subsidien a los pobres se ha generado más bien un sistema en el que algunos son beneficiados y otros castigados sin importar realmente el valor de sus predios. Los inmuebles en colonias como la Condesa, Hipódromo e Hipódromo Condesa, que como cualquier agente de bienes raíces sabe se cotizan hoy muy alto, pagan prediales mínimos, que difícilmente alcanzan a cubrir los servicios de la zona, mientras que casas de menor precio en otros lugares deben cubrir montos no un poco sino absurdamente mayores. Mucho se decía en el gobierno anterior que esto se debía a que el jefe de gobierno Marcelo Ebrard vivía en la Hipódromo Condesa. No lo sé. Pero las diferencias con otras zonas residenciales son enormes.
En un país en el que la mayoría de la gente no paga impuestos el predial debería ser uno de los principales instrumentos de recaudación. Las casas, después de todo, no se pueden ocultar ni mudar.
La recaudación federal en nuestro país no es en realidad tan baja como se supone. Un estudio del SAT con datos propios y de la OCDE señalaba en 2010 que el gobierno federal recauda, una vez incluidos los impuestos de la mayor industria del país, la petrolera, que en todo el mundo entran dentro del ingreso oficial, un 14.2 por ciento del producto interno bruto. Esto no es malo si se compara con el 15.8 por ciento del promedio de los países ricos de la OCDE.
El gran fracaso lo encontramos en los impuestos estatales y municipales. Los países de la OCDE obtienen un 10.8 por ciento del PIB en impuestos de estos niveles de gobierno; nosotros, sólo el 1.4 por ciento. En el impuesto predial, los países de la OCDE obtienen el 1.8 por ciento del PIB; en México, solamente el 0.2 por ciento.
Los municipios están siempre mendigando más transferencias de recursos de la federación. Incluso el Distrito Federal, la entidad más rica del país, demanda constantemente más dinero de la federación. Pero los políticos que llegan con la mano extendida a la Secretaría de Hacienda no tienen el valor para cobrar los impuestos que pueden recaudar.
El Distrito Federal es quizá la ciudad que más predial recauda. Como vemos en los ejemplos que cito arriba, sin embargo, sus cobros, que pretenden ser progresivos, son más bien discrecionales y con un marcado toque de favoritismo político. En el servicio de agua, por otra parte, las autoridades capitalinas no hacen siquiera un esfuerzo por acercarse a un cobro realista. Al regalar el agua, por supuesto, promueven su desperdicio.
Es verdad que el país necesita una gran reforma fiscal. El error es pensar que éste debe tocar solamente los impuestos federales: el IVA y el ISR. El predial es uno de los impuestos más importantes del mundo porque vincula a la población con sus autoridades más cercanas. En México o no se recauda o se cobra de manera injusta.
DECENA TRÁGICA
La "decena trágica", ocurrida hace 100 años, ilustra la fragilidad que siempre ha tenido la democracia en nuestro país. La lección es que, pese a todas las insatisfacciones que pueda tener nuestra actual democracia, es importante defenderla.
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