No es posible escapar a la realidad de que, en el escenario global, el papel que desempeñan los gobiernos en la actualidad es completamente diferente; tradicionalmente, los gobiernos se han considerados a sí mismos como depositarios del poder, sólo que hoy se requiere además liderazgo y una mayor responsabilidad social.
Desde luego con la similitud ineludible que existe entre los Gobiernos de las grandes economías y en nuestro país, al considerar lo que acontece en Municipios y Gobiernos Estatales las crisis financiera y las deudas soberanas que hoy se conocen como déficit público, se originaron por un uso excesivo de endeudamiento no sólo de los gobiernos, también de una gran parte de la sociedad; los déficit y la deuda pública aumentaron desmesuradamente tanto por los estímulos fiscales y por la falta de transparencia permisible por los órganos de supervisión que no cumplieron con su obligación y que sistémicamente mundialmente se comportaron de igual manera, al absorber las deudas con recursos públicos; qué me dicen del rescate financiero mundial que se llevó a cabo y se sigue manejando mediante los procesos de diversos mecanismos que sólo los gobiernos podían llevar a cabo. Aún cuando algunos no estemos de acuerdo en las formas y matices de hacerlo o la forma como se aplicaron; los países llamados de avanzada o industrializados, primero aplicaron la teoría económica de Keynes, después se impulsó el Capitalismo y la Globalización como la fórmula benéfica que supuestamente enriquece a todos y beneficia a los más necesitados, apoyándose en la teoría de Adam Smith como un conjunto de expectativas recíprocas en el que la sociedad se convierte en un sistema de intercambios financieros, mercantiles y de servicios en un libre mercado.
En mi artículo anterior mencioné algunos conceptos de Christine Lagarde, directora gerente del FMI en donde entre otros argumentos muy relevantes se refería al hecho de que al estar la economía más interconectada podrían surgir crisis no sólo en las economías avanzadas, ya que consideraba que se podrá presentar una en los mercados emergentes donde obviamente tenemos que comprender que entre ellos se encuentra México.
Independientemente de que hasta el cansancio se ha repetido las fortalezas de nuestro país es indudable, de que contamos con grandes fallas, abundan explicaciones y discursos, pero en repetidas ocasiones se entrecruzan con propuestas, deseos o intereses todos legítimos, lo malo es que continuamente las mismas reformas que están en puerta se nublan en el camino y son distorsionadas en su aplicación de tal manera que corremos el peligro de continuar creciendo sólo en forma incipiente y no a la velocidad de los requerimientos de la sociedad; lo que ha estado sucediendo en los mercados financieros últimamente nos debe alertar para que El Pacto del Gobierno y las iniciativas propuestas permitan no tanto la forma de llevarlas a cabo, sino que el resultado funcione para corregir los vicios que permitan construir un país moderno.