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Los magos y sus dones

OPINIÓN

Los magos y sus dones

Los magos y sus dones

Sergio Sarmiento

La verdad es que no sabemos quiénes eran ni sus nombres. No sabemos tampoco si eran tres o si eran reyes. Los evangelios no dicen nada sobre esto.

Mateo simplemente afirma: Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: ¿dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en oriente y hemos venido a adorarlo (2: 1-2). Estos magos, o sabios, efectivamente encontraron a Jesús y le rindieron homenaje ofreciéndole dones: oro, incienso y mirra (2: 11).

Este relato de Mateo es la única fuente para la historia de los ‘magos de Oriente’. Los otros evangelistas no tocan el tema. De hecho, muchos teólogos y especialistas en tiempos recientes han dudado de la historicidad de la narración.

El papa Benedicto XVI, que en 2012 publicó La infancia de Jesús, el último de sus tres volúmenes sobre el Nazareno, defiende por el contrario la verdad del episodio. Sugiere la posibilidad de que, independientemente de que Mateo haya afirmado que los magos o sabios provenían de Oriente, éstos pudieron llegar de un reino llamado Tarsis, o Tartessos, que podría haber estado ubicado en lo que hoy es Andalucía.

El papa, quien ha firmado sus tres libros sobre Jesús de Nazaret con su nombre original, Joseph Ratzinger, como una forma de sugerir que está hablando como teólogo e historiador y no como pontífice infalible, no está proponiendo que los magos vinieron de Occidente por un simple capricho o para contradecir a Mateo. Su tesis se basa en el análisis de dos fragmentos del Antiguo Testamento que, como cristiano, considera palabra de Dios.

El Salmo 72:10 dice: Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Saba y de Seba ofrecerán dones. Por otra parte, el profeta Isaías afirma: Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado (60:9). Ratzinger considera que estos fragmentos prevén el episodio que narra Mateo sobre los magos que llegaron de lejos a rendir homenaje al recién nacido rey de los judíos.

Muchos cristianos originales, y posteriormente grupos como los puritanos, han rechazado el festejo de la Navidad porque consideran que la celebración realmente importante de la fe cristiana es la muerte y la resurrección de Jesús. Durante mucho tiempo hubo incluso entre algunos cristianos un desprecio a festejar el nacimiento de Jesús porque consideraban esto como un acto pagano. Para la enorme mayoría de los cristianos, sin embargo, la Navidad es la fiesta más entrañable, la más familiar y la más humana de todas las de su religión.

Poco significativo es que haya habido un buey o una mula junto al pesebre en que fue colocado el recién nacido. Lo que ha hecho el papa Ratzinger en La infancia de Jesús es simplemente señalar que la narración de Mateo no menciona a ninguno de estos animales. Eso no ha impedido que el nacimiento que preparó el Vaticano para la temporada navideña en la plaza de San Pedro haya tenido tanto al buey como a la mula.

En el caso de los magos, lo relevante es que Mateo habla que éstos vinieron de Oriente a adorar al niño. Pero también Ratzinger, el teólogo convertido en papa, nos recuerda que los profetas del Antiguo Testamento previeron que unos reyes llegarían de Tarsis con dones para el mesías que habría de salvar al pueblo judío.

Twitter: @SergioSarmient4

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