Las nuevas cifras de la pobreza en México son bastante claras. La pobreza general se mantiene en niveles altos, aunque ha empezado a ceder como porcentaje de la población, mientras que la pobreza extrema está cayendo a pesar de las difíciles condiciones de la economía.
El número de mexicanos que vive en pobreza subió de 52.8 millones en 2010 a 53.3 millones en 2012, pero el porcentaje bajó de 46.1 a 45.5 por ciento. El aumento de la población es responsable de esta paradoja. El número de habitantes del país pasó de 114.5 millones en 2010 a 117.3 millones en 2010 según el Consejo Nacional de Población (Conapo).
El número de mexicanos en situación de pobreza pasó, en contraste, de 13 millones a 11.5 millones entre 210 y 2012. Esto significó una caída de 11.3 a 9.8 por ciento de la población.
Las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) subrayan que el aumento en la pobreza provocado por la crisis de 2009 ha empezado a revertirse, o cuando menos a estabilizarse, pero el país no ha regresado todavía al nivel que tenía en 2008.
La pobreza general en 2012, de 45.4 por ciento de la población, sigue siendo mayor que la de 44.3 por ciento de 2008. El crecimiento de la economía a partir de 2010 no ha sido suficiente para reducirla. En la pobreza extrema, sin embargo, sí hay una disminución significativa desde 2008, cuando 10.6 por ciento de la población estaba afectado por esta condición.
La disminución de la pobreza extrema parece deberse a la aplicación de programas gubernamentales de apoyo a los más pobres. Oportunidades y otros subsidios parecen haber impedido un aumento de la población afectada a pesar de la crisis económica y la reducción de ingresos. Los subsidios focalizados podrán ser muy cuestionados, pero han demostrado la capacidad para contener o reducir la pobreza más lacerante.
Para la disminución de la pobreza general, sin embargo, se requiere de un crecimiento mucho más vigoroso de la economía nacional. La pobreza general no se combate con subsidios sino con generación de empleos. Pero éstos siguen siendo muy contados en nuestro país.
Los nuevos datos del Coneval se dan a conocer en un momento en que el gobierno federal está relanzando la Cruzada Nacional contra el Hambre. No podemos saber en este momento si este nuevo esfuerzo tendrá éxito, pero sí podemos aceptar que los apoyos focalizados a los más pobres, como los de Oportunidades, han tenido efectos positivos, aunque limitados, en la sociedad.
Puede uno cuestionar si el gasto de más de 60 mil millones de pesos al año en el combate a la pobreza ha sido adecuado. El que a pesar de este enorme gasto la pobreza general se mantenga por arriba de los niveles de 2008 es decepcionante. Quizá esto se deba en parte a que el gobierno ha gastado más, mucho más, en subsidios como el de la gasolina, con un costo de 200 mil millones de pesos al año, que benefician a los más ricos. Pero la disminución de la pobreza extrema es un logro que no debe escatimarse.
Combatir la pobreza debe ser uno de los objetivos de un estado que ha sido ineficaz en tantas tareas. Parece correcto, así, que el gobierno continúe con programas diseñados para combatir la marginación más extrema. Pero la verdadera llave para eliminar la pobreza no está en la caridad sino en promover inversión productiva que genere empleos y prosperidad. Por eso es tan importante que las reformas fiscal y petrolera que se avecinen generen esa inversión.
EL VICEALMIRANTE
No sé qué me preocupa más. Que el vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, comandante de la octava zona naval, acompañado de dos escoltas y su esposa, haya sido emboscado y asesinado en un camino vecinal después que una protesta lo obligó a modificar su ruta en Michoacán, o que el marino haya sido una víctima circunstancial de la inseguridad que campea en los caminos de Michoacán.
Twitter: @sergiosarmient4