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Los primeros 100 días

GENARO LOZANO

Enrique Peña Nieto y el PRI llevan hoy 95 días en Los Pinos y en los medios de comunicación hay una obsesión -a la que hoy me sumo- por hacer cortes de caja en términos de cómo va un gobierno a 100 días de haber asumido el poder. Por ello van aquí algunos de los puntos que destaco del arranque del sexenio.

No hay mayor contraste entre el gobierno de Felipe Calderón y el que arranca de Peña Nieto que en la forma de comunicar. Si el presidente panista estaba obsesionado con dar un reporte actualizado de las cifras de los muertos casi a diario y con hablar casi exclusivamente de temas de seguridad, el priista se concentra en comunicar toda la agenda de su gobierno a diario, excepto la de seguridad, y en difundir mensajes que parecen de conferencia de superación personal en los que la narrativa que se presenta es la de un país que "sí puede" y que "debe cambiar".

Los mensajes de comunicación del nuevo gobierno son grandilocuentes, están bien hechos. Mensajes como el de la firma del Pacto por México que lo destacan como "un acuerdo inédito … después de más de 15 años… de no poder alcanzar acuerdos sustanciales", pero un mensaje que en la realidad empieza a desdibujarse. Lo mismo en las declaraciones de Gustavo Madero, uno de los signantes, que ya hoy reclama que el pacto "tiene logros menores" que en las de Jesús Zambrano, el otro signante, que ya hoy condiciona el pacto a una reforma de telecomunicaciones y que ya se prepara para la pelea que viene, la de la reforma energética.

Sin embargo, los mensajes del pacto y el de la llamada "cruzada contra el hambre" lograron sepultar el escándalo de la represión y la violencia del 1 de diciembre pasado. Ya somos pocos los que recordamos que hay ahí un pendiente de transparencia y un peligroso precedente para la disidencia y la protesta este sexenio.

Lo mismo ocurre con el hecho que marca como ningún otro el arranque del sexenio: la detención de Elba Esther Gordillo, uno de los personajes más odiados de México y hoy de los más solos. La encuesta de Reforma del 28 de febrero en efecto mostraba cómo casi un 80% de los encuestados "respaldaba la captura" de la exlideresa sindical. Un verdadero golpe que pocos esperaban, porque en efecto, como, menciona desde la autocrítica Gustavo Madero, era de los gobiernos del PAN de los que se esperaba una acción así y en cambio lo que hubo en los doce años panistas fue la complicidad de Fox y de Calderón con la exdirigente magisterial y la incompetencia de ambos para demostrar los presuntos abusos y la presunta corrupción de Gordillo. Hay entonces un mensaje de contundencia con Gordillo, pero uno insuficiente.

Quedan ahí todavía Carlos Romero Deschamps o Humberto Moreira y un cúmulo de figuras más - priistas y no- cuyas muestras públicas de dispendio y las acusaciones de mal uso del dinero público que hay en su contra, demandan en efecto una investigación. Porque si Peña Nieto se queda solo en demostrar la culpabilidad de Gordillo dará pie a que se hable de ella como una "presa política" o como un mero caso de justicia selectiva, como han mencionado ya varios. Porque al final del día sacar a Gordillo del sistema educativo en México, lo cual aplaudo, no termina por resolver la tragedia educativa de este país, bien documentada en "De panzazo", la película realizada por Loret de Mola y Mexicanos Primero, y muy bien investigada en los reportes de la Coalición Ciudadana por la Educación.

Al final, tal vez lo más importante de estos primeros 100 días es que el mensaje más claro es que los tiempos del "señor presidente" parecen estar de vuelta". El presidente que tiene a su partido detrás, y ya ni siquiera a la "sana distancia". El partido que le dice "sí señor" para abrirse a discutir la inversión privada en Pemex y el IVA en alimentos- tema por el cual el "viejo PRI" rompió con Elba Esther en 2004. El partido que delibera y que en 41 días termina con cualquier resabio de disidencia interna para votar por "unanimidad" las propuestas del "señor presidente". El partido que en efecto sabe mandar ese mensaje de unidad como ningún otro porque doce años de haber sido oposición y de haberse opuesto a lo que hoy propone parecen haber sido suficientes para entender que la narrativa de la unidad es la que deben promover y no la del disenso, el debate y el desacuerdo, las "tres d" de las que se nutre la democracia.

En resumen, Peña Nieto tiene un buen arranque, que es aplaudido ya en el mundo. En los dos boteprontos del columnista Thomas Friedman en el New York Times, en un ensayo largo de Shanon O' Neil en la edición en inglés de Foreign Affairs, en editoriales del periódico El País y en reportajes largos de The Economist y del Wall Street Journal. ¿Y cómo no? Si después de tocar fondo con Calderón, solamente se puede subir. Después de todo, Vicente Fox también tuvo un buen arranque, pero el ejercicio del poder desgasta y la Historia en ocasiones se repite.

La pregunta es hoy si esos golpes mediáticos se mantendrán. Si conforme se avanza hacia las reformas pendientes y hacia 2015 se mantendrá el pacto, si al término de este sexenio en efecto se eleva la calidad educativa, si cambia la estrategia de seguridad y ésta tiene resultados y si el "nuevo PRI" que empieza a dibujarse sabe gobernar de otra forma que no sea diciendo "sí señor presidente".

Politólogo e internacionalista

Twitter @genarolozano

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