Aún lo recuerdo, me parece que fue apenas ayer. El viento era gélido tanto que calaba hasta los huesos. La noche era oscura, el cielo despejado. Era el mismo firmamento cuajado de estrellas que nos empequeñecía y hacía olvidar nuestras querellas, que no hace mucho vio caminar a los primeros habitantes que se atrevieron a cruzar el estrecho de Bering. ¿Qué pensarían para osar internarse en lo que para ellos era un mundo desconocido? Eran tiempos de caminar, ir más allá del horizonte, guiándose por un sexto sentido como las aves migratorias que vuelan por los aires, o los grandes cachalotes que viajan por los sietes mares, siguiendo un rumbo que sólo ellos intuyen es el correcto. Me sacó del embeleso una voz que me decía es hora de dormir, mañana será otro día. Tenía su avioneta anclada en el exterior bajo un cobertizo. Me había dicho cuando llegué: las distancias desaparecen, llego a cualquier parte, cambio de nave de mayor calado y me traslado, de ser necesario, al fin del mundo.
Atlas es un titán que según cuenta Homero en la Odisea como una figura enorme que carga en los hombros las columnas que sustentan la bóveda celeste." Los Olímpicos vencieron. La guerra había durado diez años, la sangre había empapado la tierra y la vegetación, y teñido el mar. Las criaturas terrestres han vivido un tiempo de gran incertidumbre y ahora quieren paz. Un inmenso cansancio se ha apoderado del alma de los vencidos. El coraje se fue. Las protestas se han silenciado. Así como la rebeldía inútil de todos los días. Lo que existe es sólo fatiga y sueño.
Ahora sólo les quedan recuerdos y lamentos bajo la custodia implacable de sus perpetuos carceleros: los Cíclopes de un solo ojo y los Hecatónquiros de cien brazos. Pero no todos los titanes, sin embargo, merecieron la misma pena. Para Atlas, los dioses reservaron otra especie de suplicio. Lo mandaron al país de las Hespérides (extremo occidental del mundo donde se acaban los días) y allí le impusieron terrible tarea: sostener sobre sus hombros el peso del firmamento. Cargando la bóveda celeste con cuidado y odio. Atlas vivió toda su vida el cansancio de esa condenación".
Por ser un titán y por estar destinado a cumplir un trabajo tan colosal, Atlas debe haber tomado parte en la lucha contra los dioses olímpicos, cuando éstos ganaron la disputa a los titanes. De ahí la condena al Atlas de llevar sobre sus espaldas el peso de la Tierra.
Se habla en los periódicos que los ricos huyen a Texas pretendiendo escapar a la violencia e inseguridad. Son desplazados de lujo. Ellos no se ahogarán en el río. No serán baleados por los rangers. No se esconderán cuando llegue la migra. No morirán de hambre y de sed en el desierto. No recibirán salarios disminuidos. No tendrán que trabajar "de lo que sea". no serán discriminados. Pero qué bueno que se fueron los que se fueron. Estarán rodeados de magníficas instalaciones urbanísticas no extrañarán las colonias cerradas, tendrá clubs exclusivos donde hay canchas de tenis, piscinas, gimnasios, campos de golf, hospitales, centros comerciales, escuelas públicas y privadas y parques de diversiones. Podrán decir que todos los caminos llegan y salen de San Antonio. Se acabaron las extorsiones, las residencias tienen un costo alto. No importa que cuenten con dos bases militares y que pueden ser blanco de ataques el día de mañana. Acá los recibiremos con los brazos abiertos. Son mexicanos que quieren a México.