Hace unos días salió a la luz pública los sueldos que cobran los gobernadores de los 31 estados del país, así como los emolumentos del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
El gobernador que percibe el sueldo mayor de todos es el mandatario de el Estado de México, Eruviel Ávila, cuyo salario araña los 190 mil pesos mensuales. Caso contrario, el sueldo más bajo de todos los titulares del Poder Ejecutivo estatal lo detenta el gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, quien declara tener percepciones mensuales de 44 mil 687 pesos. Lo siguen al zacatecano, en orden ascendente, el tlaxcalteca Mariano González Zarur, a quien se le paga 67 mil 347; Sinaloa le paga a su gobernador, Mario López Valdez, 68 mil 246 pesos; en tanto el estado de Veracruz remunera al gobernador Javier Duarte con 74 mil 313. Hidalgo paga a Francisco Olvera 75 mil 339 pesos. El chiapaneco Manuel Velasco percibe 75 mil 598 pesos y Guillermo Padrés, de Sonora, cobra mensualmente 78 mil 870 pesos.
El gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, cobra cerca de los cien mil pesos, en tanto, el duranguense Jorge Herrera es retribuido con alrededor de 115 mil, según la información pública disponible.
A nivel local, por el lado duranguense lagunero, el alcalde de Gómez Palacio, José Miguel Campillo, recibe por concepto de sueldo denominado "límite superior" de 69 mil 800 pesos, mientras que el saliente Eduardo Olmos, de Torreón, cobra mensualmente 66 mil 838 pesos. El lerdense Luis de Villa se embolsa por concepto salarial entre 85 y 91 mil pesos al mes.
El primer comentario que se debe hacer es qué bueno que esa información de los salarios de los titulares del Poder Ejecutivo de los tres niveles de gobierno sean de acceso rápido y público. Sin embargo el pensar que el zacatecano es el más decente o el mexiquense Ávila el más abusón porque sus salarios son el más bajo y abultado, respectivamente, es lo más equivocado que se puede pensar. Claro que el gobernador Alonso Reyes es congruente un poco con el presupuesto total de su estado, que es para el siguiente ejercicio de más de 22 mil millones de pesos. Así que cuando piensa que Eruviel Ávila abusa abiertamente, la opinión debe de variar cuando se conoce que el señor gobierna un estado que tiene de presupuesto más de 174 mil millones de pesos, y es donde se pueden ver algunas proporciones.
Conociendo las cifras aunque sea de manera somera, es cuando se aclara que realmente el sueldo oficial de los gobernantes poco importa, basta hacer referencia a la nota de esta semana, cuando se publica que una jueza del estado norteamericano de Texas ha ordenado la detención del ex gobernador interino de Coahuila, Jorge Torres López, así como del ex zar financiero del gobierno del profesor Humberto Moreira, Javier Villarreal, por el delito de lavado de dinero.
Los cargos han sido presentados por el gobierno de los Estados Unidos el 20 de noviembre pasado y hasta esta semana fueron difundidos por la Corte del Distrito para el sur de Texas, donde la jueza Janice Ellington ordenó desde el 21 del presente la detención de Torres y de Villarreal, que hoy detentan la calidad de prófugos.
El saltillense exgobernador Torres, es el primer gobernador mexicano desde la aprehensión de Mario Villarreal, de Quintana Roo, preso en una cárcel de Nueva York, quien es abiertamente señalado como presunto delincuente por haber utilizado bancos texanos para puentear transferencias bancarias por dos millones y medio de dólares hacia unas cuentas domiciliadas en las islas Bermudas, paraísos fiscales y bancarios.
Como están las cosas, Torres aparentemente se robó 32 millones 500 mil pesos, que es el cargo del que está siendo acusado. De Villarreal no hay nada que hablar, su asunto es de miles de millones, no minucias como las otras, pero él no fue gobernador y Jorge Torres sí.
Por eso no es tan importante juzgar a los gobernantes por su salario, sino por sus acciones, y al final por su probidad, aunque sea la que se ve públicamente.
La diferencia entre los salarios de Ávila, del Estado de México, contra el de Zacatecas es de 150 mil pesos al año, la diferencia en el sexenio entre los dos no llegaría a 13 millones, apenas una fracción de la cantidad por la que Jorge Torres ahora está prófugo.
Así que si Luis de Villa gana más que Olmos o Campillo, no es tan importante, lo trascendente es ver si el lerdense puede y quiere hacer algo por su pueblo, o decide nadar de muertito y hacerse de paso de una fortuna que va más allá del "supersueldo" que ahora detenta.