"Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades y el fruto de la tierra. Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal".
Así narra la Biblia la destrucción de ambas ciudades, sentenciadas pos Dios a la destrucción, por la perversión abyecta de sus habitantes. Eso ocurrió en tiempos bíblicos y es la única referencia que se hace al fuego divino proveniente del cielo. Gomorra ha dado lugar a numerosas especulaciones, pero en lo que no hay duda es que se practicaba actos considerados homosexuales. La palabra homosexual se refiere al sexo que se practica entre hombres es de reciente creación respecto a los textos bíblicos. El texto sagrado habla tan sólo de actos de perversión sexual. Luego no se puede hablar de que Yahvé sentenció a muerte a los sodomitas por faltar a la ley del Amor. Es la primera revelación de que los habitantes de dos ciudades se entregaban a delitos condenados por la ley de Dios.
Hace algunos días la prensa se encargó de darnos a conocer lo que ocurrió la mañana del 30 de junio de 1908 en una vasta extensión de Siberia, cuando un meteoro explotó con la potencia de una explosión nuclear. Era una bola de fuego, de un cegador color azul. La zona en que cayó el objeto estaba escasamente poblada por los tunguses, pueblo nómada de origen mongol dedicado al pastoreo de renos. (Sí, ha leido usted bien: pastoreo de renos), nos emociona pensar que en el lugar se encontrara Rudolph con la típica nariz roja liderando a Dasher, Dancer, Prancer, Vixen, Comet, Cupid, Donner el espíritu del trueno y Blitzen el espíritu del relámpago, que junto a aquél resultan nueve renos que estiran, cada uno con un encargo especial, el trineo mágico volador de Santa. Los nombres de los ocho renos originales proceden de un poema popular de 1823 llamado "Una visita de San Nicolas"; luego se les uniría Rodolfo con su brillante nariz roja.
Llama la atención que hace unos días en la misma Rusia cayera un meteorito con un peso estimado de 10 mil toneladas, liberando una energía de 500 kilotones con una fuerza de casi 40 bombas semejantes a la que lanzaron los americanos en territorio Japonés, en Hiroshima. El meteorito aproximadamente medía 15 metros, con un peso de 7 mil toneladas, desintegrándose tras penetrar en la atmósfera terráquea, surcando el cielo ruso a una velocidad superior a los 60 mil kilómetros por hora. El de ahora y el anterior pegaron en Rusia el mismo día a diferente hora. Los datos proporcionados, según los expertos, indican que el fenómeno de ahora es más o menos similar al de 1908, de donde se calcula que estos eventos se producen cada cien años. La vez anterior ocurrió en Tunguska, Siberia, ahora, cayó en la región rusa de Cheliabinsk. En la primera ocasión el lugar estaba deshabitado por lo que no hubo víctimas humanas. En Tunguska hubo lesionados y daños materiales. Eso me lleva a preguntarme ¿qué pasaría si cae, por remoto que sea la posibilidad, de que un bólido similar se abatiera en una zona poblada aquí o en la Conchinchina?
Tarde o temprano la Tierra volverá a chocar con un asteroide como el que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. Lo pronostica un profesor de Geofísica, indicando que Armagedón (el fin del mundo) no se cancela sino que únicamente se aplaza. Dice que este es el primer caso en que un trozo de basura espacial de un gran número de víctimas. El último suceso dejó al menos 1,200 heridos, entre ellos más de 200 niños. Causando la onda expansiva daños en edificios de seis ciudades, provocando el corte de las comunicaciones telefónicas, estimándose que los daños causados podrían alcanzar la suma de 33 millones de dólares. ¿Qué podemos esperar? Si Sodoma y Gomorra recibieron un castigo divino por actos de perversión, ¿qué nos depara el destino a los que navegamos en la inmundicia de una vida desordenada?