Maestros y calidad
Cuando los finlandeses, que registran los mejores resultados en las pruebas comparativas internacionales de educación, explican por qué tiene tanto éxito su sistema educativo, siempre apuntan a la calidad humana y técnica de sus maestros.
Finlandia dista de ser el país que más gasta en educación. Sus presupuestos son más bien modestos. Los alumnos ingresan relativamente tarde a las escuelas. Muchos no pasan siquiera por preescolar, que los expertos dicen es importante para lanzar la preparación de los niños. Los maestros en Finlandia ganan menos, en comparación con los ingresos promedio de los trabajadores, que los de México.
Y sin embargo, para los finlandeses es un orgullo dar clases. Los graduados de las universidades, en lugar de buscar empleo en las empresas multinacionales que ofrecen los mejores sueldos, compiten por lograr una plaza como maestro de primaria. Y sólo los mejores la obtienen. Estos maestros están sumamente motivados y se convierten en excelentes docentes en las salas de clase.
En México hay también muchos maestros muy comprometidos con su profesión, pero no hemos logrado generar una pasión por la enseñanza como en Finlandia. Para muchos el magisterio es una profesión a la que se recurre cuando no hay otras posibilidades de empleo. Los maestros de Oaxaca o de Guerrero, que faltan constantemente a clases y utilizan sus puestos como un simple trampolín político, le han generado además mala fama a la profesión.
La reforma educativa busca mejorar la calidad de los maestros por lo menos en el futuro. La enmienda, que se convirtió en letra constitucional el 26 de febrero de este 2013, establece que los nuevos maestros sólo podrán ser contratados a través de evaluaciones, las cuales también deben servir de base a las promociones que dan acceso a cargos de dirección y supervisión. La SEP no tiene la fuerza para deshacerse de los malos maestros que ya están en funciones, pero cuando menos trata de obligar a que haya concursos de oposición para los nuevos maestros o para los ascensos.
Ni siquiera eso, sin embargo, están dispuestos a aceptar los maestros más reaccionarios. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, un grupo radical dentro del sindicato docente, ha librado una intensa batalla para evitar que se aplique la nueva reforma educativa. Si bien estos maestros no se oponen a que haya evaluaciones, afirman que éstas deben ser controladas por el propio sindicato y que se deben aplicar criterios distintos en las zonas marginadas de estados como Guerrero y Oaxaca. Al parecer lo que buscan es perpetuar la pobreza al dar a los más pobres una educación de peor calidad.
Otros grupos, como los estudiantes de normales rurales de Michoacán y Oaxaca, buscan que se les garanticen plazas como maestros. Quieren que haya un número suficiente de estas plazas para absorber de manera automática a todos los graduados de sus escuelas sin evaluación. Esas plazas deben ser, además, vitalicias.
Si es verdad que la calidad de la educación en Finlandia se debe a los maestros, quizá también sea cierto que el pésimo rendimiento en México es producto de los maestros. Por eso tiene sentido hacer un esfuerzo por mejorar su nivel. Y por eso ha sido tan intensa la batalla política por la reforma de la educación.
Twitter: @SergioSarmient4