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Malos

Diálogo

YAMIL DARWICH

Le invito a que dialoguemos sobre esos seres humanos a los que llamamos "malos"; aquellos que de alguna manera nos agreden, acosan, roban, maltratan y hasta asesinan. Buen ejemplo son los narcotraficantes, ladrones, secuestradores, asesinos: los malvados - palabra que define a los que hacen el mal- que nos tienen asolados.

Desde luego que ellos están muy mal, sin tener justificación alguna en su pésimo proceder que nos ha robado la paz social, tranquilidad para nuestras personas y seres queridos; ¡vaya!, nos han quitado hasta la oportunidad de sentirnos completamente libres y deambular por las calles, dejar nuestras casas solas o viajar por las carreteras, sin pensar en la posibilidad de ser atacados, robados, secuestrados y hasta asesinados.

Hay otros "malos" que nos ofenden y maltratan en el centro de trabajo, escuela o simplemente siendo pésimos vecinos. Seguramente Usted puede agregar más casos sobre ofensas.

Sin intentar justificarles -algunos no tienen perdón-, sí podemos entender su actuar y descubrir que en la psique de esos "malos o malas", hay una causa que explica su proceder.

Al estudiar al humano, nos encontramos con la siguiente pregunta: ¿estamos orientados al bien o al mal? La conclusión mayoritaria es: "estamos destinados a hacer el bien y buscar la propia felicidad", aunque se nos reconoce un especial apetito por aquello que no requiere esfuerzos y nos orienta a buscar lo "bueno" para nosotros, aunque partamos de hacer el mal.

Desde la visión religiosa, no cabe duda: estamos hechos para hacer el bien, ya que somos "imagen y semejanza del Creador". Si acaso no se es creyente, esta propuesta es difícil de discutir y aceptar, ya que incluye un principio fundamental de fe: que Dios existe.

La ciencia nos dice que "somos el producto de nuestras vivencias" y los estudiosos aseguran que todo aquello que nos suceda, hasta los cuatro años de vida, nos marcará de tal manera que orientará nuestro actuar; "somos la suma de carácter y temperamento que definen nuestra personalidad", llegue a escuchar de mis maestros.

Por favor no se desespere, este "Diálogo" tiene como propósito invitarle a reflexionar sobre nuestras vidas y circunstancias.

Fernando Savater, escribió un hermoso texto para su hijo: "Ética para Amador", que le recomiendo ampliamente, en particular si tiene hijos o familiares adolescentes; escribe: "cuanto más feliz y alegre se siente alguien, menos ganas tendrá de ser malo". Ya llegamos al tema.

Es indudable que las personas somos en parte herencia genética, aunque no esté muy claro si los malos tienen algún gen que les haga tender a ser antisociales; también la parte vivencial nos lleva a definir nuestro temperamento.

Las ciencias del comportamiento humano, enseñan que los agresores tienen antecedentes de ataques padecidos; los neuróticos, con historias de agresión, temor y sufrimiento que favorecen tal estado en mayor o menor profundidad; y los pedófilos, comúnmente sufrieron violación en la infancia.

Ante esas realidades, habrá que estudiar qué es lo que mueve a esos que llamamos "malos" para juzgarlos y atenderlos, protegiéndonos de sus acciones para sociales.

¿Qué tanta participación tenemos como particulares, integrantes de una sociedad?

Me temo que esta pregunta nos incomode inmediatamente, pero espero me dé la oportunidad de hacerle un último cuestionamiento.

Sé que la gran mayoría de nosotros, poco o nada tenemos qué ver con la creación de tales "malvados"; dicen que "los buenos somos más que los malos" y es una gran verdad, lo que no agregan es que tampoco hacemos nada por cambiar las cosas, en tanto "los pocos" actúan intensamente.

Nos queda un mínimo de acción, que sumada a la de todos es suficiente para combatir las causas de la existencia de los "malos", empezando por nuestra actitud en la educación familiar y escolar.

Participemos activamente, como padres de familia o profesores.

Empecemos por asegurar que al futuro, nuestros menores, no se transformen en "malos", buscando que ellos sean felices a partir de ser responsables -sólo hay ese camino- y que lleguen a ser mejores personas de lo que nosotros somos ahora. Comuniquemos y eduquemos.

En el campo de lo social, el remedio ya lo hemos expuesto en otras ocasiones: ser más participativo en la toma de decisión comunal, participando en las organizaciones intermedias, exigiéndole a las autoridades y, dado el caso, impidiendo el abuso de poder, al que pareciera ya nos estamos acostumbrando y en algunos casos hasta hemos participado.

Hay mucho por hacer, pero de no empezar ahora nunca vamos a cambiar a nuestra sociedad local -donde estemos- porque esos "malos" ya están aquí y no van a retirarse por cuenta propia. Usted decide.

El mismo Savater escribe: "El que colabora en la desdicha ajena o no hace nada para ponerle remedio... se la está buscando. ¡Que no se queje luego de que haya tantos malos sueltos!" ¿Qué piensa?

ydarwich@ual.mx

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