Sufre por su nieto. La abuela de Luis Francisco sufre por el estado de su nieto.
Luis Francisco es el más pequeño de tres hermanos, y a sus siete años de edad lucha por sobrevivir después de que una bala le perforó el hígado, el pulmón y le dañó los riñones, cuando se dirigía a su curso de verano.
"No me quiero morir, mami, me duele mucho, pero no me quiero morir", repetía Luis Francisco al ser trasladado a Traumatología de Lomas Verdes, luego de que al ir caminando de la mano de su madre recibió el impacto de una bala la mañana del lunes 12 de agosto.
El pequeño iba a su curso de verano cuando en la esquina de la avenida San Agustín y San Miguel, dos jóvenes en moto asaltaban a una mujer y se soltó la balacera, "traté de cubrir a mi hijo con mi cuerpo, pero no pude evitar que una bala perdida lo dañara", relató con lágrimas Esperanza Pérez Zanabria, madre del niño.
Luis Francisco perdió mucha sangre, "lo llevamos al hospital rosa de San Bartolo y de ahí lo trasladaron a Traumatología de Lomas Verdes", donde lo estabilizaron y los trasladaron a urgencias pediátricas de La Raza, donde permanece en terapia intensiva.
"La bala ya no la tiene, se la sacaron, pero le dañó el hígado, el pulmón y riñón" relató con angustia Teresa, abuela del pequeño, quien describe a Luis Francisco como "un niño muy abusado" y fuerte que ahora lucha por sobrevivir.
Mientras llora, la abuela manifiesta el dolor de su familia, "es una pena muy grande, porque ni al peor enemigo se le desea ese daño", generado por la inseguridad que campea en la zona de San Lorenzo Totolinga y San Agustín, donde armas y drogas se ven en las calles.
Los agresores, son jóvenes que usan una moto negra de montaña, de entre 18 y 20 años de edad, de piel blanca "que se peinan con los cabellos parados", relatan testigos de la trifulca.
LESIONADA ESPERA ATENCIÓN
En esta balacera también resultó lesionada Silvia Bañuelos Paredes, un ama de casa de 58 años de edad, quien regresaba a su hogar con la leche para su familia, cuando una bala le quedó incrustada en la pierna, proyectil que permanecía cerca de su rodilla después de cuatro días, porque en el hospital Maximiliano Ruiz Castañeda de la Secretaría de Salud, no se la extrajeron por falta de estudios, según contó el ama de casa, quien permanece acostada en un sillón de su casa.
"Me dieron paracetamol y cefalexina y me dijeron que me viniera a mi casa hasta que mis hijos paguen y salgan los resultados de un estudio en un laboratorio privado", relató Silvia Bañuelos, mientras contiene el llanto por el dolor de tener una bala en la pierna.
Silvia espera tener los resultados de sus estudios para volver al hospital y que los médicos determinen si le sacan el proyectil.
El mismo lunes los agresores siguieron asaltando comercios en la zona, lamentaron amas de casa, que se concentraron frente al palacio municipal, el martes 13 de agosto, y pidieron ser atendidas por el presidente municipal, David Sánchez Guevara, mientras golpeaban cucharas en cazuelas y sartenes, para pedir seguridad en la zona.
El alcalde optó por salir por la puerta trasera del Teatro Bicentenario, para no recibir el reclamo de las amas de casa de San Agustín.
El miércoles pasado el presidente municipal visitó la zona y, a decir de un comunicado oficial, ofreció apoyo a los lesionados en la balacera, ayuda que no llegó por varios días a Silvia Bañuelos ni tampoco al pequeño Luis Francisco, quienes manifestaron no conocer "al señor y nadie ha venido a apoyarnos".
