CrÍticas. Aunque son duramente criticados, los 'carretoneros' hacen su lucha.
Luis Ávila pone la comida en la mesa gracias al escombro. Circula por las calles de Torreón en su carro de mulas, busca construcciones que le paguen unos pesos por tirar los restos de ladrillos, cemento y varillas.
Las mentadas y los desesperados cláxones son parte de su trabajo diario, sólo le queda sonreír y orillarse lo más que pueda para que pasen los carros.
A los 14 años unos vecinos le enseñaron el oficio de "carretonero", como lo llama él.
"Nos levantamos a las ocho de la mañana y ya llegamos a las ocho de la noche. Andamos por todo el centro y una parte de la Colón".
Llevarse un "viaje" tiene un valor de 40 pesos pero con tal de sacar dinero, hay veces que Luis les baja el precio. Si es un gran volumen y tiene que dar dos vueltas se los deja en 70 pesos.
Con llantas y rines de los "yonkes", Luis construyó su carro de mulas, invirtió 3 mil pesos. Los más caros fueron los animales: Tordillo y La María, un burro y una mula, respectivamente. "De repente se me ponen malitos, por eso voy al pasito, quién sabe qué tengan. No pueden hacer del baño. Un animalito es como uno, si anda malo pues no trabaja bien".