El proceso electoral que se vivió en 14 estados del país ha sido calificado como uno de los más violentos de la historia reciente, con el asesinato de cinco candidatos y varios operadores de campañas.
La violencia llegó hasta la víspera de la jornada electoral. El viernes se informó del homicidio de Aquiles González, coordinador de campaña del PRD a la alcaldía de Guadalupe, Zacatecas, mientras que el sábado fue asesinado Roberto Rufino Feliciano, dirigente del Movimiento Ciudadano en Oaxaca.
Candidatos a alcaldes fueron asesinados en Sinaloa, Chihuahua y Veracruz, donde también murió un candidato a regidor. En Oaxaca, una candidata a diputada fue agredida en una balacera que cobró la vida de su esposo.
En Durango, el lunes pasado fue asesinado el candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de San Dimas, mientras que en febrero ocurrió el homicidio de Mario Landeros, aspirante a la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Lerdo.
La violencia también llevó a candidatos en Sinaloa y Chihuahua a abandonar sus campañas.
"Un Estado que no puede proteger a candidatos no puede proteger su democracia", dijo el director del Instituto para la Seguridad y Democracia, Ernesto López Portillo.
El dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, exigió ayer al presidente Enrique Peña Nieto "que haga valer los acuerdos del Pacto Por México para tener elecciones con tranquilidad".
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