Internacional Narcotráfico Jeffrey Epstein Chile Israel-Palestina Donald Trump

Marea humana celebra al Papa Francisco

Invita a un trabajador, un activista y a un miembro religioso de su familia a la solemne misa; pide a los poderosos utilizar su poder para servir a otros

Alegría. Antes de realizar la misa el Papa Francisco recorrió la Plaza San Pedro y sus alrededors en un mar de gente que alegre lo felicitaba. El Papa se detuvo varias ocasiones para saludar.

Alegría. Antes de realizar la misa el Papa Francisco recorrió la Plaza San Pedro y sus alrededors en un mar de gente que alegre lo felicitaba. El Papa se detuvo varias ocasiones para saludar.

AP

Una multitud entusiasta acompañó ayer al papa Francisco durante la misa de inauguración de su papado en una plaza San Pedro bañada por un tibio sol que preanuncia la primavera europea.

La marea humana cubrió no sólo la gigantesca y hermosa plaza, sino también la amplia vía de la Conciliación, que une Roma con el Vaticano. Con numerosas banderas que no cesaron de ondear, con gritos de ¡viva el papa! y carteles, los fieles participaron activamente en la misa pública a la que asistieron 132 delegaciones oficiales provenientes de todo el mundo y más de 200.000 personas.

Terminada la misa, la gente permaneció en la Plaza de San Pedro como si no quisiera que terminara una ceremonia que con seguridad no olvidará en su vida.

A pesar que se trata de un viaje largo y caro, fueron numerosos los argentinos que desoyeron al pontífice -que los invitó a no quedarse en casa y dar a los pobres el dinero que gastarían en el viaje- y corrieron a tomar el primer avión que los trajo a Italia.

Ana María Carvallo, de 39 años, se vino del aeropuerto Fiumicino al Vaticano ya que "no podía perderme esta ceremonia porque yo trabajo en Buenos Aires, en Cáritas, y estuve mucho tiempo muy cerca del papa".

"Es una alegría muy grande para Argentina, para América Latina y para una que compartió muchas cosas cotidianas con él, así que valió la pena este sacrificio económico y lo decidí de un día para otro", contó.

"Él nos pidió que no viniéramos, que le diéramos la plata a los pobres, pero esta vez no le hice caso y me di este regalo de estar aquí en Europa, donde nunca había estado, y porque sé que no lo podré ver de nuevo por mucho tiempo", dijo. "Aquí nos han preguntado si el Papa es así, como se le ha visto en estos días, modesto, sencillo, y yo les digo, sí, es así, y más también", manifestó.

Marcos Ramírez, de 41 años, es de Resistencia en el norte de Argentina. Vive en Milán y llegó hasta el Vaticano con un cartel donde está escrito "La herida sigue abierta", que "es lo que dijo el papa Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires al volver los soldados de las Malvinas".

Señaló que le "pareció espectacular" que la presidenta argentina, Cristina Fernández, le hubiera pedido la mediación al Papa por las islas Malvinas, "porque es una herida que tenemos abierta los argentinos".

Ramírez dijo que no tuvo una participación directa en esa guerra con Gran Bretaña por el control del archipiélago, "pero tengo amigos y vecinos que participaron, por lo tanto, no quiere decir que no lo pueda recordar".

Patricia Dasten, de 50 años, también vino directamente de Buenos Aires, "a pesar que me costó caro porque las compañías de aviación se aprovecharon y aumentaron los precios de los pasajes".

"Pero quería estar acá porque es una ocasión muy linda para Argentina y para América Latina, que alguien la represente, con un pensamiento más cercano a la gente sencilla, como tenemos en nuestra región", expresó.

La chilena Carmen Gloria Soto, de 58 años, aseguró que es un día inolvidable para todos, especialmente para Sudamérica. "Yo vivo en Roma desde hace 34 años, pero nunca había visto un espectáculo como éste", afirmó.

El Papa pasó casi más tiempo saludando a jefes de Estado y personalidades que oficiando la solemne misa de inicio de su papado en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Tras ser investido con el palio de lana de cinco cruces rojas como pastor de la Iglesia universal, Francisco recibió el anillo del pescador, símbolo del papado como "pescador de almas" en referencia al apóstol Pedro. El flamante pontífice eligió un anillo de plata bañado en oro que representa la imagen de Pedro con las llaves del cielo.

Con estos dos gestos cargados de simbolismo, Francisco comenzó oficialmente su ministerio como sumo pontífice número 266 de la Iglesia católica, una religión que profesan 1,200 millones de personas en todo el planeta. En su esperada homilía, que leyó en italiano, Francisco pidió a los gobernantes que sean "custodios" de la creación de Dios, que respeten el medio ambiente y no dejen que "los signos de destrucción y de muerte" acompañen al mundo.

"El odio, la envidia, la soberbia ensucian el mundo", dijo.

Francisco, de 76 años, inicia un papado marcado por la profunda crisis de la Iglesia, sumida en diversos escándalos de corrupción. Sobre su papel como guía de los católicos, aseguró que el verdadero poder del sucesor de Pedro es el "servicio humilde" y rico en fe, especialmente dirigido a los más desfavorecidos.

Esas palabras despertaron la ovación de los fieles, que también interrumpieron la predicación para saludar el mensaje de recuerdo a su predecesor y ahora Papa Emérito Benedicto XVI.

Las ideas fundamentales de la homilía fueron publicadas en sendos mensajes a través del perfil oficial del papa Pontifex en Twitter.

Francisco invitó tres personas a la misa. Un trabajador "cartonero" del Movimiento de Trabajadores Excluidos de Argentina, el director de un programa educativo y una religiosa de su familia.

Peña rompe con tradición priista

La asistencia del presidente Enrique Peña Nieto a la misa de inauguración del pontificado del papa Francisco, el martes en el Vaticano, representó el rompimiento de una antigua tradición del Partido Revolucionario Institucional, PRI, y se constituyó en el primer militante de ese partido que asiste públicamente a misa como presidente del país.

El PRI, que gobernó de 1929 a 2012, ha respetado escrupulosamente la separación entre Iglesia y Estado y aunque renovó relaciones diplomáticas con el Vaticano a principios de la década de los 90, había logrado mantener a sus líderes fuera de las iglesias en actos públicos. En cambio, desde 2000, tanto el presidente Vicente Fox como Felipe Calderón, ya habían asistido a misas como mandatarios.

Antes de convertirse en presidente, Peña Nieto se acercó a la Santa Sede cuando hizo público sus planes de contraer matrimonio con su esposa Angélica Rivera, y fue a presentarse con Benedicto XVI, y como candidato a la presidencia asistió también a la misa que ofició el renunciado Papa en Silao, México en marzo de 2012. "Él (Peña Nieto) es católico y lo quiere demostrar en público", expresó Elio Masferrer, experto en religión del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Desde que México rompió relaciones con el Vaticano en la década de 1860, después de que el presidente Benito Juárez expropió todos los bienes de la Iglesia como un castigo, el PRI había mantenido su distancia de la Santa Sede. Ninguno de sus presidentes asistía a las misas y dicha distancia quedó recordada por muchos mexicanos con la primera visita de Juan Pablo II en México en 1979 cuando el entonces presidente José López Portillo lo recibió y le dijo que lo dejaría con su feligresía.

Leer más de Internacional

Escrito en: papa papa Francisco

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Internacional

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Alegría. Antes de realizar la misa el Papa Francisco recorrió la Plaza San Pedro y sus alrededors en un mar de gente que alegre lo felicitaba. El Papa se detuvo varias ocasiones para saludar.

Clasificados

ID: 851246

elsiglo.mx