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Por: Jacobo Zarzar Gidi

CARTA A LA MAESTRA DE MI NIETO ANTONIO

Muy estimada maestra: Es importante que mi nieto aprenda que la vida es una oportunidad, una bendición y un compromiso. Háblele de la superación personal que con el tiempo lo convertirá en un hombre de bien. Háblele de las oportunidades que se van presentando en la vida, y del éxito que puede llegar a tener en cada aventura que emprenda. Háblele del amor, para que siempre lo siga, aunque sus caminos sean ásperos y abruptos como los acantilados.

Enséñele que el perder no significa una derrota, y que el esfuerzo constante tarde o temprano rinde frutos amables. Festéjele su capacidad de asombro y de sorpresa, como cuando emocionado me platicó por teléfono que había recogido una concha en las arenas del mar y unas piedras en Parras de la Fuente para que las viera su abuelo. Que su mirada se siga deleitando al observar las maravillosas aves del campo, las plantas, los árboles, las lagunas, los arroyos de aguas cristalinas, los ríos, los volcanes y la selva.

Motívelo para que se interese por la buena lectura, que busque en librerías y bibliotecas esos volúmenes que siempre dejan algo positivo, aumentan la creatividad y multiplican la imaginación. Que aproveche los recreos para platicar y jugar con los amigos, y que no se aflija cuando alguno de ellos no le haga caso. Déjele de tarea leer cuentos que sean interesantes y algún día pídale que escriba uno de su propia cosecha.

Insístale que dé la espalda a la violencia y que siempre arregle sus diferencias con un diálogo conciliador. Que sepa perdonar con facilidad y que disfrute cada etapa de su vida. Que tenga confianza en sí mismo sin dejar a un lado la humildad por tratarse de una virtud que cuando es sincera abre todas las puertas.

Que sepa escuchar para que pueda discernir, y que sepa obedecer para que más adelante pueda mandar. Que se compadezca de los que sufren y los ayude para que puedan avanzar en la vida. Que no se deje vencer cuando la adversidad toque su puerta, que deseche las amarguras y que siempre se levante renovado para emprender una nueva batalla.

Platíquele de la importancia que tiene el aprender diferentes idiomas para que su mente se abra y conozca culturas ancestrales, viejas tradiciones y nuevas tecnologías. Háblele del ejercicio físico y mental para que su crecimiento sea armonioso y aumente su sed de conocimientos. Descubro en él ciertas aptitudes para relatar con entusiasmo historias asombrosas después de haberlas escuchado por primera vez.

Háblele de Dios para que su confianza en el Señor se multiplique todos los días, y dígale cómo rezar a la Madre de Jesucristo, porque la Santísima Virgen es la llave espiritual de la fe. Motívelo para que sea un defensor de la vida y un hijo agradecido por las Gracias recibidas. Que aprenda a respetar para que lo respeten, que sepa sonreír con facilidad y que se recupere muy pronto cuando algún día los problemas lo hagan llorar. Nuestra alma, es con frecuencia, un campo de batalla donde la razón y el juicio combaten contra nuestros deseos desordenados. Enseñémosle a orar, no solamente en nuestras angustias y necesidades, sino también en nuestras alegrías y días de abundancia.

Háblele con especial dedicación de lo que significa la espiritualidad, y deposite en su alma la preciosa semilla de la fe. Que vaya conociendo lo que significa evangelizar para que sea siempre un incansable discípulo de Jesucristo. Arénguelo cuando vaya a presentar algún examen complicado para que su preparación y la confianza en sí mismo le permitan contestar adecuadamente. Si nuestras velas o nuestro timón se rompen, solamente podremos navegar a la deriva. Me dio mucho gusto enterarme que la semana pasada, antes de subirse a la camioneta con su mamá y su hermanito para ir al cine, se regresó a su cuarto, y al volver les dijo: "Fui por Diosito para que nos acompañara". En su bolsa había metido un crucifijo para que los protegiera.

Enséñele las bases de la negociación, porque todo apunta a que tarde o temprano llegará a ser comerciante como lo fue mi padre y también mi abuelo. En días pasados repartió volantes -con la protección de su nana que lo quiere mucho- para que la gente conociera su tienda. Que el trabajo, la constancia, la honradez, el sacrificio y la paciencia coronen sus esfuerzos y le den oportunidad para el descanso. En el comercio, el intercambio de mercancías por dinero se deberá hacer con amor y con justicia, de no ser así, puede conducir a unos a la codicia y a otros al hambre. Que ningún cliente se vaya de su tienda sin recibir cuando menos un trato amable y una sonrisa. Mientras nos mantengamos unidos al trabajo, estaremos amando la vida. Cuando trabajamos con amor, no con disgusto, nos integramos a la comunidad que nos rodea, a la que vive en la ciudad y en las rancherías, a la que viene de otros estados y también del extranjero. En cambio cuando elaboramos el pan con indiferencia y servimos el té de mala gana, los días de nuestro negocio están contados.

Algunas veces quisiéramos detener el tiempo para permanecer a un lado de nuestros hijos y de nuestros nietos, pero eso es imposible. Debemos dejarlos solos para que aprendan a volar. Del tiempo quisiéramos hacer un río, para sentarnos a observar tranquilamente cómo corren las aguas, sin embargo, sabemos que el hoy no es más que el recuerdo del ayer, y el mañana, el sueño del hoy. Que el Señor sea su refugio en momentos de dolor, y que el sufrimiento, si es que llega, arribe siempre acompañado de la dulce esperanza.

Dentro de unas cuantas semanas, mi nieto cumplirá cinco años de edad. Si el Dueño del tiempo me lo permite compraré un boleto de autobús que me lleve a la ciudad de Querétaro para conocer a sus nuevos amiguitos, jugar con él, y ver cómo quiebran la piñata.

Los nietos son una joya que Dios deposita en nuestras manos y nos recomienda cuidarla con esmero, el problema es que a veces el tiempo se nos agota y nos damos cuenta que no podremos indefinidamente continuar con esa misión sagrada que nos llena de alegría y nos reconforta. Ellos son ángeles que nos han hecho sonreír en momentos de tristeza y nos permiten seguir avanzando hasta el último instante a pesar del camino áspero y de la senda estrecha. Por lo tanto, estimada maestra, hágame el favor de decirle una y otra vez que la bendición de su abuelo lo acompañará durante toda la vida.

jacobozarzar@yahoo.com

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