LA SIERRA GORDA DE QUERÉTARO
El mes pasado viajamos en familia y conocimos una parte de la Reserva de la Biósfera "Sierra Gorda" en el Estado de Querétaro. Creada desde 1997, con el fin de proteger su excepcional biodiversidad, riqueza de especies y ecosistemas que posee, con una extensión de casi 400,000 hectáreas, abarca los municipios de Jalpan, Arroyo Seco, Landa de Matamoros, Pinal de Amoles y Peñamiller.
Originalmente fue poblada por olmecas, serranos, otomíes, mexicas, huastecos y descendientes de chichimecas, indios pames y jonaces. Actualmente Jalpan -cabecera municipal, tiene 12,000 habitantes, y la Sierra Gorda en conjunto, 43,000. Las alturas van desde 330 metros sobre el nivel del mar hasta los 3,350. En ella se presentan 5 microclimas: semidesierto, selva baja caducifolia, bosque de encinos, bosque de coníferas y bosque de niebla, variando la temperatura desde los cero grados en invierno hasta los 42 en pleno verano. Lo más importante de todo es que se trata de una zona protegida donde no se permite la cacería ni el derribo de árboles.
Los visitantes pueden conocer "El sótano de las golondrinas", depresión formada por la erosión del agua con una profundidad de 376 metros en un tiro vertical que nos habla de la majestuosidad que puso Dios en la creación. Varias cascadas convierten la zona en mágicos rincones bañados por aguas cristalinas. A través de una espectacular vereda encantada de frondosos álamos y encinos centenarios se llega a El Chuveje -cascada de 50 metros de altura. Bellas, originales y distintas cadenas montañosas se observan en el recorrido, dando la impresión de que el Señor se recreó al diseñarlas y que posiblemente las construyó un domingo. Se pueden observar varios "nacimientos de agua" que son una verdadera sorpresa para los que vivimos en lugares desérticos, y un enorme árbol llamado ahuehuete que orgulloso acumula más de quinientos años de edad.
Ese día, iniciamos nuestra aventura saliendo de la moderna ciudad de Querétaro, pasando primero por la Peña de Bernal que se encuentra en el mágico Pueblo de Bernal. Ésta impactante peña, la tercera más grande del mundo, se formó a partir de un volcán que agotó su actividad, posteriormente la lava del interior se volvió sólida y la erosión que sufrió a través de los años hizo desaparecer los restos del volcán dando lugar a un monolito. La palabra "Bernal" es de origen árabe y fue usada por los conquistadores para denominar algún peñasco grande aislado.
Lo único malo que tiene la carretera de la Sierra Gorda son sus curvas. Durante cuatro horas, una tras otra van apareciendo sin misericordia. Yo las sentí peor que las de Durango a Mazatlán. Desde que iniciamos el recorrido, el mareo me afectó muchísimo a pesar de haberme preparado con varias pastillas de Dramamine y Vontrol. Cuando pasamos por el municipio llamado "Pinal de Amoles", que es la mitad del camino, yo necesitaba pisar en terreno plano para recuperarme, pero me encontré con que ese lugar tiene todas sus calles con subidas y bajadas; y sus casas, puertas y ventanas, torcidas; todo en desnivel, todo reburujado. En el mercado le pregunté a una mujer que cómo le hacían para no marearse en las carreteras, y ella me respondió que precisamente por eso jamás salía del pueblo.
Minutos después continuamos nuestro camino. La Sierra se hacía cada vez más alta, y las curvas más cerradas. Vimos cientos de motociclistas vestidos de negro que se divertían recorriendo a toda velocidad esos lugares asombrosos y me dieron la impresión de estar contentos porque no se mareaban. En un momento determinado pedí a Carlos -mi yerno, que detuviera la camioneta para tomar aire fresco. De una humilde choza salió repentinamente una anciana mujer, que al verme tan mal, preguntó: ¿en qué me podía ayudar? Y a toda prisa trajo un refresco de soda con limón que me permitió continuar el camino. Afuera estaban varias parejas de motociclistas tomándose una cerveza. Les dije: ¿Verdad que a partir de este punto ya no hay curvas? Todos me contestaron al mismo tiempo que apenas nos encontrábamos a la mitad del camino, y que el resto era exactamente igual.
En todo momento el panorama fue espectacular y dejamos que los prodigios del Artífice nos sorprendieran: bosques de pinos muy extraños, abismos increíbles, montañas escarpadas y zonas de niebla que nos dejaron maravillados. La belleza y la seducción que tiene la naturaleza nos envolvió a cada instante. Estábamos conectados a un pedacito del universo, y eso nos permitió celebrar la vida. Fue un regalo para los sentidos que provenía de Dios, despertándose en nosotros la gratitud.
Finalmente por la tarde llegamos a nuestro destino: Jalpan de Serra, llamado así porque en ese lugar Fray Junípero Serra fundó con muchos sacrificios y carencias su primer Misión. Yo relacionaba al beato Fray Junípero con la evangelización que realizó en la Alta California, pero nunca pensé que también había predicado en la Sierra Gorda de Querétaro. Al saberlo, una gran alegría invadió mi alma y me propuse conocer algo más de su historia.
Después me enteré que nació el 24 de noviembre de 1713 en la isla Petra de Mallorca, España, y poco a poco sus padres lo fueron encaminando por los senderos de la fe católica. Fue un fraile franciscano que tomó el nombre de Junípero en recuerdo del más humilde de los seguidores de San Francisco de Asís. Su dedicación por el estudio y su gran amor por Jesucristo lo convirtieron en doctor en filosofía y teología, evangelizador y fundador de varias Misiones de la Alta California como Los Ángeles, San Francisco, Sacramento y San Diego. En 1748, junto con veinte misioneros franciscanos partió hacia el Virreinato de la Nueva España, nombre colonial de México. El grupo llegó al Puerto de Veracruz el 7 de diciembre. Mientas sus acompañantes siguieron su camino hacia la ciudad de México a lomos de mula, Fray Junípero y otro religioso decidieron por humildad y sacrificio, hacerlo a pie. A raíz de ese viaje contrae una dolencia en una pierna que le acompañará el resto de sus días.
El primer destino de fray Junípero fue Santiago Xalpan (hoy Jalpan de Serra) en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería 9 años dedicado a convertir a los indígenas de la zona, al tiempo que les enseñaba los rudimentos de la agricultura y de la ganadería, así como a hilar y tejer.
El siguiente destino de fray Junípero debería haber sido el inhóspito territorio apache. Sin embargo, la muerte del Virrey detuvo la salida del grupo misionero hacia aquellas tierras, por lo que el fraile tuvo que esperar en la ciudad de México por espacio de varios años antes de recibir su siguiente destino misional. En 1767, Carlos III decretó la expulsión de todos los Jesuitas que radicaban en la Nueva España. Dicha orden afectó a los misioneros que atendían con gran dedicación a la población indígena y europea de las Californias, siendo sustituidos por 16 misioneros de la orden de San Francisco encabezados por fray Junípero.
A la muerte de fray Junípero, en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterey, California), el 28 de agosto de 1784, quedaban establecidas nueve misiones que con el tiempo crecerían para convertirse en importantes ciudades como son: Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Sacramento, etc. Sus restos descansan en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo. Es el único español que tiene una estatua en el "National Statuary Hall" situado en el Capitolio donde reside el poder legislativo de los Estados Unidos, lugar donde están representados los personajes más ilustres de esa nación. El Papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988. Sus últimas palabras fueron: "Pobre llegué, pobre me voy, pero les dejo un tesoro que no se terminarán en toda su vida: LA FE".
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