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Jacobo Zarzar Gidi

REÍR LLORANDO

En los últimos días he recordado una hermosa poesía que escuchamos en repetidas ocasiones cuando estudiábamos en el Instituto Francés de La Laguna, y que incluso fue declamada por algunos compañeros del colegio en los Certámenes de Oratoria. Me refiero a "Reír Llorando" de Juan de Dios Peza.

Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-

el pueblo al aplaudirle le decía:

"Eres el más gracioso de la tierra,

y el más feliz…"

y el cómico reía.

Víctimas de la depresión, los altos lores,

en sus noches más negras y pesadas,

iban a ver al rey de los actores

y cambiaban su hastío en carcajadas.

Una vez ante un médico famoso,

llegóse un hombre de mirar sombrío:

"Sufro -le dijo-, un mal tan espantoso

como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;

no me importan mi nombre ni mi suerte

en una eterna depresión muriendo vivo,

y es mi única ilusión, la de la muerte".

-Viajad y os distraeréis.

-¡Tanto he viajado!

-Las lecturas buscad.

-¡Tanto he leído!

-Que os ame una mujer.

¡Si soy amado!

¡Un título adquirid!

¡Noble he nacido!

-¿Pobre seréis quizá?

-Tengo riquezas.

-¿De lisonjas gustáis?

-¡Tantas escucho!

¿Qué tenéis de familia?

-Mis tristezas.

-¿Vais a los cementerios?

-Mucho… mucho…

-¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?

-Sí, mas no dejo que me impongan yugos;

yo les llamo a los muertos mis amigos;

y les llamo a los vivos mis verdugos.

-Me deja -agrega el médico- perplejo vuestro mal

y no debo acobardaros;

tomad hoy por receta este consejo:

sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

-¿A Garrik?

-Sí, a Garrik… La más remisa y austera sociedad

le busca ansiosa; todo aquél que lo ve, muere de risa:

tiene una gracia artística asombrosa.

-¿Y a mí, me hará reír?

-¡Ah!, sí, os lo juro, él sí y nadie más que él;

mas… ¿qué os inquieta?

-Así -dijo el enfermo- no me curo;

¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,

enfermos de pesar, muertos de tedio,

hacen reír como el actor suicida,

sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!

¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,

porque en los seres que el dolor devora,

el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,

si sólo abrojos nuestra planta pisa,

lanza a la faz la tempestad del alma,

un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,

que las vidas son breves mascaradas;

aquí aprendemos a reír con llanto

y también a llorar con carcajadas.

El poeta y escritor Juan de Dios Peza nos describe magistralmente las angustias de Garrik en su desesperada búsqueda de la felicidad. Todos anhelamos la felicidad, pero muchas veces no sabemos dónde encontrarla. Algunos intentan comprarla con dinero, pero no lo consiguen; otros creen que se halla en los placeres y en los vicios, pero de inmediato la vida les dice que están equivocados.

Entonces, ¿dónde podemos encontrar la felicidad? La verdadera felicidad la encontramos únicamente haciendo en la vida lo que Dios quiere que hagamos. Y ¿cómo sabemos lo que Dios quiere que hagamos? Preguntándoselo. Él nos lo dirá, siempre y cuando nos dirijamos a Su Persona con humildad. Se necesita mucha humildad para reconocer y aceptar lo que el Señor quiere de nosotros.

Algo se perdió con el tiempo, ahora la gente es menos feliz que antes. Sin embargo, podemos ser felices si somos agradecidos con Dios y con la vida. Podemos ser felices si vivimos como hijos de Dios. Podemos ser felices si sentimos compasión por los que sufren e intentamos ayudarlos. Podemos ser felices, si somos generosos con nuestro tiempo. Podemos ser felices si aprendemos a perdonar y a olvidar los agravios recibidos.

Podemos ser felices si no pretendemos que las cosas sean como las deseamos. Podemos ser felices, si hacemos felices a los demás. Podemos ser felices si nuestros deseos están en proporción con lo que se puede lograr. Podemos ser felices si desechamos de nuestro corazón el odio y la venganza. Podemos ser felices si nos acostumbramos a "darle vuelta a la página" cada vez que algo negativo se presenta. Podemos ser felices si en nuestra alma se alojan la fe, la esperanza y el amor. Podemos ser felices, si cargamos nuestra cruz, por más pesada que ésta sea, y no nos quejamos.

jacobozarzar@yahoo.com

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