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Jacobo Zarzar Gidi

EL SECRETO PARA SER FELIZ

Lo primero que debemos tener presente para conquistar la felicidad, es pensar que está en nosotros decidir si queremos una vida de felicidad o de infelicidad. Solamente depende de nosotros el modo de enfrentar las decisiones, el buscar el bien y la verdad en los acontecimientos y en las personas, el saber llevar con paciencia los infortunios y el confiar en Dios; todos estos elementos van de la mano a la hora de pensar en una vida feliz.

No se debe confundir la felicidad con un mero bienestar pasajero, la felicidad va mucho más allá; antes que el tener, está el ser, y la felicidad corresponde a la categoría del ser. Hay tantos caminos que llevan a Dios, como almas hay en la Tierra. Quien tiene confianza, no se pierde. Quien está en paz consigo, no se desvía del camino.

Por las mañanas, al despertar, es importante dar gracias a Nuestro Padre por tener un día más en nuestra vida. Importante también es, hacer un inventario de nuestras ilusiones para no caer en el desgano y en la rutina. Volver a soñar, como cuando éramos niños, y sobre todo conservar la esperanza. No perder nuestra capacidad de asombro frente a las maravillas de la naturaleza. Ser agradecidos con todas aquellas personas que en el caminar de la vida nos fueron animando, fortaleciendo y protegiendo con actitudes y palabras. Es importante devolver las ganas de vivir a los que la han perdido, incluir a los excluidos de la sociedad y predicar la paz. Ayudar a los ancianos que ya no pueden dar un paso más, y difundir el amor. Aumentar la espiritualidad y destruir el egoísmo.

Busquemos la felicidad todos los días, no nos neguemos esa oportunidad, Dios quiere que seamos felices. La podemos encontrar en las cosas sencillas y cambiando el rumbo de nuestros pensamientos que pueden hacernos felices o desgraciados.

Podemos anhelar ratos alegres que tuvimos en el pasado, o ambicionar cosas del futuro que tal vez jamás se hagan realidad, pero la verdadera felicidad es un estado emocional, un estado interno que sólo podemos sentir en el presente. Una gran ayuda la tenemos eliminando traumas del ayer y dejando de mortificarnos por las expectativas del futuro, porque la felicidad no es una meta, sino un trayecto. Disfrutemos cada momento como si en él se combinaran el pasado, el presente y el futuro. Y esa dicha nadie nos la puede arrebatar.

Es importante por lo menos una vez en la vida recorrer el camino más difícil que es el camino al interior de nuestra alma para conocerla un poco más. Pensemos positivo y desechemos lo negativo al interactuar con nuestros semejantes para decirle al cerebro que todo va bien y de esa manera sembrar en nuestro camino una esperanza renovada.

Hace muchísimos años vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.

Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz.

Un día llegó ante él un niño y le dijo: "Señor, al igual que tú, yo también quiero ser inmensamente feliz, ¿por qué no me enseñas qué debo hacer para conseguirlo?". El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: "A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz, y éstos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida:

El primer paso, es saber que existe la presencia de Dios en todas las personas y en todas las cosas, y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todo lo que tienes y por todo lo que de Él recibes. La fe crea confianza, nos da paz mental y libera al alma de sus dudas, preocupaciones, ansiedades y temores. La oración es fuente de felicidad cuando el Señor nos concede algo espiritual que le pedimos.

El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: Yo soy importante, yo valgo, yo soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculos que no pueda vencer. Entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas.

El tercer paso es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas.

El cuarto paso es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es; ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas. Acéptate a ti mismo con tus cualidades y defectos, pero siempre intentando ser mejor que el día anterior.

El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento -si lo tienes- no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú, perdona y olvida. Lo maravilloso del perdón no es que libere al otro de su eventual culpa, sino que te libera a ti de un sufrimiento.

El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo con las leyes de la naturaleza, el día de mañana te pueden quitar a ti algo de más valor. Uno de los verdaderos secretos para ser feliz es aprender a dar, sin esperar nada a cambio. Si das odio, recibirás odio, pero si das amor sincero recibirás amor y descubrirás la verdadera felicidad.

El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera. Nunca hagas nada que no quieres que te hagan a ti.

Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y noble; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes, ayuda a los demás sin pensar que vas a recibir algo a cambio, mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades, y dales también a ellos el secreto para ser triunfadores. La felicidad profunda del corazón no está en lo que tenemos o gozamos por unos momentos, ni en tener unos días de descanso, está en saber que alguien nos quiere, nos espera, nos rescata, y ese alguien que nunca falla, es Dios".

jacobozarzar@yahoo.com

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