La difícil situación por la que atraviesa la Comarca Lagunera exige una visión regional a la hora de construir las soluciones. Los planteamientos localistas, exclusivamente municipales y desvinculados entre sí, no sólo son obsoletos sino hasta nocivos. Una de las causas por las cuales la Laguna se encuentra sumida hoy en una de sus peores crisis es precisamente la falta de visión regional a la hora de enfrentar los problemas y de una coordinación estrecha entre las autoridades locales y estatales.
La creación del fondo federal metropolitano en el sexenio anterior, y la participación de la Laguna en él, dio empuje en el discurso político a un tema que desde hace lustros se ha manifestado como imperiosa necesidad: el de sumar los esfuerzos de los ayuntamientos y los gobiernos de las entidades que tienen jurisdicción en la región para plantar cara a los problemas comunes. La cuestión es que, salvo contadas excepciones, esa voluntad se ha quedado en simple retórica.
En los gobiernos de Coahuila y Durango continúa prevaleciendo la lógica de las capitales sobre la toma de decisiones en los asuntos que competen a la Laguna. Esta situación se refleja en la ausencia de proyectos comunes, de estrategias consensuadas y de políticas que entiendan y consideren la realidad particular de la región. Incluso, el propio “fondo metro”, contrario al espíritu con el que surgió, ha sido utilizado para tapar los huecos de los presupuestos estatales.
Pero tampoco los municipios de la comarca han logrado hacer frente común para empatar sus planes y exigir a los estados y a la federación la atención debida en calidad y cantidad. La mediocridad de la clase política regional es tal que difícilmente logra ver más allá de la coyuntura electoral.
Frente a este escenario, se debe tomar con cautela la reciente presentación del Plan Director Metropolitano, realizado por la empresa Urbis Internacional, el cual pretende ser una guía para las ciudades conurbadas en el abordaje de cuatro temas: agua, ecología, vialidades y pasos a desnivel.
Superar el estado actual de las cosas en La Laguna para motivar la confianza en este plan, implica forzosamente, de entrada, la exposición del mismo a la ciudadanía y la construcción, a partir de ahí, de un consenso. Pero además se necesitan acciones que rompan la visión exclusivista que permanece en los municipios. La homologación de normas, la coincidencia de planes de desarrollo, la coordinación permanente y el puntual seguimiento de los proyectos comunes deben ser prioridades. De lo contrario, no nos extrañe ver archivado en un cajón ese Plan Director Metropolitano, mientras La Laguna da un paso más hacia el abismo.
