No existió una razón, no existió peleas ni maltrato, simplemente el deseo de hacerlo. Hasta el momento, peritos, psicólogos y agentes ministeriales no han logrado establecer el móvil de Ana, quien con ayuda de su novio y un amigo decidió matar a sus padres y quemar los cuerpos en un terreno.
El pasado viernes, Ana, de 17 años; su pareja Alberto y un amigo, Mauricio, llegaron al domicilio familiar. Ahí estaba la madre adoptiva de la adolescente.
La casa se ubica en el cruce de 25ª y Bustamante de la colonia Altavista, un barrio antiguo de clase media habitado en su mayoría por matrimonios jubilados, a una cuadra del complejo cultural del Teatro de los Héroes, centro de la actividad artística de la ciudad.
El plan lo habían desarrollado días antes, según informó la fiscalía.
"Ana Carolina ingresó a sus cómplices al interior del domicilio y se dirigieron a la cocina, donde estaba la mujer, a quien estrangularon con un cable, luego esperaron hasta que llegó el esposo, al que también asfixiaron; incluso, a ambos cuerpos les inyectaron cloro con insecticida en la yugular, para cerciorarse que estuvieran muertos", detalla el parte oficial de la Fiscalía del estado.
Limpiaron meticulosamente la cocina, buscando que no quedara una sola evidencia de lo ocurrido, explicó Ana a los agentes del Ministerio Público que la interrogaron, que fueron quienes sospecharon de su responsabilidad luego que cayó en contradicciones.
"Metieron los cuerpos en bolsas de plástico y ya en la madrugada del sábado 4 de mayo los subieron a una camioneta propiedad de las víctimas, fueron a comprar gasolina y los llevaron hasta el lugar donde fueron localizados. Ahí los rociaron con combustible y les prendieron fuego hasta calcinarlos; luego se dirigieron al norte por la carretera a Ciudad Juárez hasta tomar el camino que conduce a Namiquipa donde quemaron el automotor", explica la información oficial.