La ONU informó que cinco cascos azules y siete civiles adscritos a su misión en Sudán del Sur murieron ayer en una emboscada, que además dejó nueve heridos, algunos de ellos de gravedad y varias personas más están desaparecidas.
En un comunicado emitido por su oficina, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, se dijo "horrorizado" por el ataque ocurrido cerca de la localidad de Gumuruk, en el estado de Jonglei.
Ban condenó el atentado en los términos más enérgicos y llamó al gobierno a llevar a los responsables ante la justicia. Recordó además que el asesinato de cascos azules es un crimen de guerra que entra en la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
La ONU aclaró que los cinco cascos azules muertos eran originarios de India, que dos de los civiles que perdieron la vida eran sudaneses y que los otros cinco eran contratistas adscritos a la misión en Sudán del Sur y de quienes no se reveló la nacionalidad.
Por su parte, la Representante Especial de la ONU para Sudán del Sur, Hilde Johnson, expresó que el ataque no va a impedir que este organismo continúe su trabajo para proteger a las comunidades vulnerables y en apoyo al proceso de paz. El ataque de este día forma parte de una serie de violentos incidentes en el estado de Jonglei, donde son frecuentes los choques entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados.
El de ayer no es el primer ataque que sufren los cascos azules. El pasado 21 de diciembre, fue derribado por error un helicóptero de la UNMISS en Sudán del Sur, lo que causó la muerte a los cuatro tripulantes.
Sudán del Sur, de mayoría cristiana y animista, se independizó de Sudán, de mayoría musulmana, en julio de 2011.
