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Medio ambiente, mucho por hacer

NUESTRO CONCEPTO

Uno de los grandes retos que enfrentarán los ayuntamientos que resulten electos en los comicios del 7 de julio es el de mejorar la situación del medio ambiente en La Laguna. Hasta el momento, la aparente voluntad manifiesta en el discurso político no ha logrado frenar el deterioro que en ese tema se observa.

Sin duda el asunto más preocupante es el del agua, sobre todo en la cuestión de la disponibilidad de líquido. De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Comarca Lagunera está por debajo del índice recomendable a nivel internacional, el cual establece que debe haber 5 mil metros cúbicos (m3) por habitante al año. En la región el índice apenas llega a los mil metros cúbicos.

Esta situación está relacionada con la sobreexplotación del acuífero principal derivada de la extracción desmedida que hace el sector agropecuario, la cual consume el 84 por ciento del recurso disponible en la región. Actualmente, de acuerdo a datos del Comité Técnico de Aguas Subterráneas (Cotas) sólo la mitad del agua que se extrae de los mantos freáticos se recupera de manera natural.

Así, no es de extrañar que, de acuerdo a cálculos de especialistas y autoridades, el abatimiento del acuífero sea de entre 1.5 y 3 metros lineales al año.

A lo anterior hay que sumar los problemas que enfrentan los organismos operadores de agua potable de las ciudades para disminuir el desperdicio. Al respecto, un dato: de los 5 millones de metros cúbicos de agua que se extraen al mes en Torreón para consumo humano, sólo se factura la mitad. Además, está el aumento del hidroarsenicismo en las norias de los sistemas, que hasta el momento se ha intentado enfrentar con paliativos, como lo son los filtros.

Pero el agua no es el único problema, lo es también el aire. Recientemente se dio a conocer que en los primeros meses del año Torreón rebasó los límites máximos permitidos de partículas suspendidas totales y partículas menores a diez micras, establecidos en la Norma Oficial Mexicana. Las causas: el clima seco y el aumento de las emisiones de vehículos automotores que, en su mayoría, no son verificados por las autoridades.

Por otra parte, está el problema de los tiraderos de escombro y basura que proliferan sin control alguno por toda la mancha urbana, incluyendo el lecho seco del río Nazas. Prácticamente cualquier lote baldío de la zona metropolitana es susceptible de convertirse en un basurero.

Por si fuera poco, las escasas zonas protegidas, como Jimulco y Cañón de Fernández, se encuentran afectadas por fenómenos naturales y por la obra del ser humano. En el caso de la segunda, ni siquiera se cuenta aún con un plan de manejo de la reserva.

De tal forma que, en materia de medio ambiente, los futuros ayuntamientos tienen mucho por hacer. Hay que ver de qué forma manejan los candidatos a las alcaldías el tema en sus agendas de campaña.

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