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«Menopausia masculina»

Cambios hormonales en los hombres

«Menopausia masculina»

«Menopausia masculina»

María Elena Holguín

El conocimiento y diagnóstico de la andropausia es tan disperso como reciente, de ahí que apenas un mínimo porcentaje de los hombres reciba el tratamiento necesario para afrontar este complejo período en su vida.

El propio nombre resulta peculiar (derivado del griego andros, que significa hombre y paucin, pausa), pues no existe un punto o característica determinados para establecer cuándo un varón ha ingresado a esta fase, a diferencia del concepto de la menopausia que se aplica claramente a partir del cese permanente de la menstruación en la mujer.

Científicamente, la andropausia se define como Deficiencia de Andrógenos en el Hombre Adulto o ADAM, por sus siglas en inglés (Androgen Deficiency of the Adult Male), y aunque en la actualidad comienza a existir un mayor dominio del tema, fue apenas hasta hace cuatro décadas cuando la literatura médica comenzó a aplicar el término.

Hasta entonces, todo se relacionaba con una pérdida de vitalidad manifiesta con una disminución en las capacidades intelectual, física y sexual. En 1889, el fisiólogo francés Charles Brown Sequard, dio a conocer que practicaba la autoinyección de extractos testiculares de animales como una forma de recuperar la vitalidad sexual.

Esta singular práctica se conocía como el «elixir Brown Sequard», y aunque años después se comprobó que no tenía un resultado efectivo sino que únicamente funcionaba como una especie de placebo, la medicina lo reconoce como el primer científico en referir que todos los síntomas de envejecimiento en los hombres, tenían su origen en la pérdida de actividad gonadal por la disminución de alguna sustancia vital.

En 1939, varias décadas después, Leopoldo Ružička recibió el Premio Nobel de Química por descubrir la existencia de esa sustancia vital: la testosterona y la androstenediona, hormonas del testículo. El descubrimiento dio lugar al inicio de estudios para medir los niveles de estas hormonas en laboratorios, los cuales permiten identificar epidemiológica y biológicamente la relación de los síntomas que los hombres presentan con el paso de los años.

HORMONA VITAL

La testosterona es la principal hormona sexual masculina, y aunque también está presente en pequeñas cantidades en las mujeres, es la responsable de estimular el desarrollo de los órganos sexuales masculinos y las características sexuales secundarias del hombre, como el vello facial, agudeza de la voz y desarrollo de los músculos, además de la producción y maduración de espermatozoides.

Esta hormona tiene diferentes funciones a lo largo de la vida, pues desde antes del nacimiento, se encarga del desarrollo de la glándulas sexuales masculinas en el feto y de los genitales externos. Durante la pubertad, es la responsable del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios que ya se mencionaron. En la adultez, la testosterona controla todas las funciones sexuales como la libido, potencia y fertilidad, además de que conserva la apariencia típica masculina que se desarrolla en la pubertad.

Pero además de ello, la testosterona cumple otras múltiples funciones en el organismo de los hombres, por las cuales su función se considera vital, ya que interviene en muchas actividades metabólicas como la producción de células sanguíneas en la médula ósea; participa también en la formación de huesos, el metabolismo lípido y de carbohidratos, así como en las funciones del hígado y el crecimiento de la glándula prostática.

Por esta razón, la salud masculina y el desempeño sexual se mantienen con niveles óptimos de testosterona, pero cuando la producción de dicha hormona comienza a disminuir, influye en un deterioro de la calidad de vida y a largo plazo, conlleva riesgos de desarrollar problemas de salud y sexualidad por sus bajos niveles.

En general, a partir de los cuarenta años los hombres comienzan a registrar una baja en los niveles de testosterona, y se considera que a partir de entonces, la disminución será de un 0.3 por ciento al año. Hasta un veinte por ciento de los hombres de más de sesenta años experimentan la declinación en la producción de andrógenos, suficiente para garantizar un diagnóstico por deficiencia de andrógenos.

Aún existen controversias en el mundo sobre si la andropausia -también llamada «menopausia masculina»- es un cambio mucho más gradual y sutil que la menopausia femenina, incluso en los parámetros a partir de los cuales se puede considerar que el hombre empieza a experimentar deficiencias de testosterona.

Mientras que la FDA (por sus siglas en inglés Food and Drug Administration) establece que menos de 300 nanogramos por decilitro de sangre significan una baja testosterona, otros organismos señalan que este criterio se aplica cuando los estudios sanguíneos reflejan niveles de testosterona por debajo de los 400.

Los síntomas más comunes que aparecen entonces son la disfunción eréctil, es decir, la falta de capacidad para lograr o mantener una erección, y de hecho éste es el principal motivo por el que los varones acuden a la consulta médica.

Otras características son los niveles elevados de colesterol. Tener el colesterol o la presión arterial altos, dan como resultado un endurecimiento en las arterias, que puede reducir el flujo sanguíneo hacia los testículos, además de causar obesidad, bajo rendimiento sexual, una menor densidad ósea, entre otros aspectos físicos.

Psicológicamente surgen cambios de humor, depresión, problemas para concentrarse o falta de memoria, irritabilidad y ansiedad. De no tener el control médico adecuado, la interacción con las personas que le rodean se puede ver trastocada como consecuencia de estos malestares, llegando al grado del aislamiento o al desarrollo de cuadros depresivos de un mayor grado.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Los especialistas explican que la principal causa de consulta médica es que los hombres comienzan a notar una menor vitalidad en su desempeño sexual, pero muy pocas veces lo hacen por estar conscientes de que han llegado a esta etapa de la vida.

Para tener un diagnóstico adecuado no sólo basta la referencia de ello, sino que es necesario hacer estudios de laboratorio, principalmente de sangre, para medir los niveles de testosterona. Además, debe practicárseles también el antígeno prostático para descartar el riesgo de cáncer antes de suministrarles la terapia de reemplazo hormonal, el único tratamiento que existe para que la disminución en la producción de testosterona no demerite la calidad de vida de los hombres, y para que estos recuperen la vitalidad y se sientan mejor.

Las enfermedades testiculares, personas con crecimiento prostático y con hipertensión, son los factores por los que el paciente se vería impedido para recibir dicha terapia sin desarrollar complicaciones, por lo que es importante que antes de someterse a un tratamiento hormonal se someta a una evaluación exhaustiva por un especialista.

Los dos métodos que existen para el suministro de la testosterona son a través de inyecciones, que deben aplicarse cada tres meses, o bien de manera transdérmica, a través de parches o gel de uso diario. La elección del tratamiento más adecuado queda en manos del paciente, según sus necesidades y dinámica de vida.

Por desgracia, los especialistas consideran que sólo un porcentaje mínimo de los hombres que han llegado a la andropausia acuden a tratamiento; el resto lo asocia con síntomas o características propias de la edad, que si bien en gran parte es cierto, también es muy importante que reciban la atención que necesitan, pues como quedó explicado, pudieran desencadenarse otras complicaciones.

Una vez que el hombre ha ingresado en la etapa de la andropausia, el resto de su vida será de esta forma, de ahí la importancia de procurar mantener una buena calidad de vida.

Correo-e: eholguin@elsiglodetorreon.com.mx

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