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Michoacán

Diálogo

YAMIL DARWICH

Mucho más grave de lo que parece, la ingobernabilidad de Michoacán, es muestra del peligro que corremos en todo el territorio nacional; recuerde el refrán: "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar".

Las causas usted las conoce; van desde lo político, con un expresidente parlanchín irracional, que dejó crecer y fortalecerse a los criminales; gobernantes: uno incapacitado físicamente, el otro improvisado; hasta la despreocupada actitud inicial de los habitantes de la tierra caliente del estado de Michoacán, quienes por la cotidianidad y permanente presencia de los delincuentes, algunos de ellos líderes oriundos del lugar, sumando los beneficios materiales recibidos, no sólo los dejaron actuar, además llegaron a verlos con naturalidad.

La ubicación geográfica también fue otro factor, siendo Aguililla el centro de operaciones y cuartel de los Caballeros Templarios, lugar con clima adecuado, agua suficiente y acceso difícil y fácilmente controlable, condiciones ideales para el cultivo de marihuana; por si fuera poco, con muchos caminos y brechas hacia el Puerto Lázaro Cárdenas, Colima y Jalisco, haciéndose así más segura la distribución o el escape de los perseguidos.

En el 2002, gobernando Cárdenas Batel, empieza la pérdida del monopolio del poder de la fuerza y es asesinado Jorge Luis Caballero Valencia, líder del Cártel Milenio, iniciando una lucha fiera por el dominio en el estado y, consecuentemente, el negocio de la producción y distribución de drogas.

Pronto, los diferentes cárteles empiezan a luchar entre sí por el poder, con el apoyo de las ya corruptas policías a cuyos integrantes les habían dado a elegir: "¿plata o plomo?", neutralizando en mucho las capacidades de maniobra del estado y empezando a tomar su control. La narcopolítica empezó a instalarse, supliendo a la tradicional administración pública.

El cártel Del Milenio, se debilita y da lugar al nacimiento del llamado Nueva Generación, con Armando Valencia al frente, oriundo de Aguilillas.

Para el 2006, el Gobernador Cárdenas, declara la incapacidad del estado para combatir al narcotráfico y pide al entonces presidente Felipe Calderón, su intervención, quien, considerando se trata de su estado natal y por el interés futurista de obtener el dominio del mismo, reacciona declarando "la guerra al narco", intentando acabar con la inseguridad, incrementándola y elevando el número de agraviados e inocentes asesinados. Con ello, queda signada su administración.

Pronto aparecen nuevos grupos, como los Caballeros Templarios, que extienden el negocio a la extorsión, secuestro y cobro de cuotas de piso. Las acciones del gobierno se ven insuficientes, complicándose por la incompetencia y falta de experiencia del Ejército y Marina, en procedimientos policiales y por la corrupción imperante entre autoridades policiacas y políticos.

Como una respuesta al estado de indefensión que viven los michoacanos, éstos empiezan a organizar sus propios grupos de seguridad, que luchan contra los narcotraficantes, creando un estado de guerra que complica, aún más, la ya muy afectada situación política, social y económica.

El colmo: el gobernador electo enferma gravemente y queda un substituto con poderes limitados y marcada incapacidad política, incluida la insensibilidad ante los hechos, declarando que en su estado "mejora la situación", a la vez que grupos paramilitares atacan a manifestantes en la plaza de Los Reyes.

Este breve resumen nos ayuda a comprender cómo se pueden mezclar factores que facilitan la infestación de las sociedades, con la pérdida de la paz social y el daño a la economía regional. ¿Le resulta conocido?

El caso "Michoacán", es una clara advertencia para el poder político nacional, que ante la opinión mundial queda evidenciado como incompetente para dirigir y dar orden con paz social al país.

Las autoridades de los estados, tienen que reaccionar ante la evidente amenaza en sus propias entidades y evitar que sigan contaminándose por "contigüidad", en un proceso que les llevaría, finalmente, a la pérdida del control y al empoderamiento de la narcopolítica.

Los municipios como el nuestro, en situaciones de severa crisis económica por el círculo vicioso de la inseguridad, desempleo como consecuencia e incremento de la pobreza, se han visto afectados, principalmente los ciudadanos de la clase media y los pobres.

Ante la realidad, las autoridades sólo pueden tomar dos caminos: reaccionar, uniéndose al clamor de sus electores y encontrar en ellos la fuerza para oponerse; o continuar tratando de "tapar el sol con un dedo", hasta que les sean insoportables "las quemaduras" de la realidad.

Sin duda que en La Laguna vivimos tiempos difíciles, pero mucho menos graves que los soportados en otras entidades, caso de Michoacán y Guerrero, sólo por mencionar a dos sobresalientes.

De nuevo aparece la necesidad de actuar, también con dos alternativas distintas: seguimos el ejemplo de los avestruces; o actuamos dentro de la ley, apoyando a las autoridades, -si ellas están dispuestas- participando activamente en la atención de problema. ¿Cuál camino prefiere?

ydarwich@ual.mx

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