Foto: ENRIQUE TERRAZAS
Participantes
Casi todos los actores del Vía Crucis son de las colonias consideradas conflictivas de Torreón: Benito Juárez, Guadalupe, San Joaquín y Jacobo Meyer, entre otras.
Por casi dos horas, el Santuario del Cristo de las Noas se convirtió en el Monte Calvario de Jerusalén. Alrededor de 36 mil fieles recorrieron alrededor de dos kilómetros para acompañar a Jesús en su dolor a la cruz.
En la representación número 32 del Vía Crucis del Santuario de las Noas, el obispo José Guadalupe Galván Galindo, oró y pidió a Jesús por la paz y la lluvia en la Comarca Lagunera.
Desde la primera estación, cuando Jesús es condenado a muerte, miles de fieles se congregaron en la calzada de los Misterios del Cerro de las Noas, para acompañarlo en su calvario a la cruz.
A lo largo de las 14 estaciones, los fieles recordaron el encuentro de Jesús con la Virgen María, con María Magdalena y Verónica, la mujer que le limpia el rostro.
Lo mismo adultos que niños, se conmovieron con las tres caídas de Jesús, sobre todo cuando fue clavado en la cruz. Lo acompañaron en su muerte y colocación en el sepulcro.
Por segundo año, Federico Núñez representó a Jesús en el Vía Crucis. Durante las 14 estaciones cargó una cruz de 30 kilos. "Estoy muy nervioso porque es un papel muy especial, y me preparo durante 40 días: hago ejercicio, corro, leo la Biblia, voy a misa, y comulgo".
Tomasa Pargas, coordinadora del Vía Crucís, explicó que ya son 32 años de esta representación en el Cerro de las Noas. Durante dos meses se preparan las 40 personas que participan en la procesión.
Casi todos los actores del Vía Crucis son de las colonias más conflictivas de Torreón: Benito Juárez, Guadalupe, San Joaquín y Jacobo Meyer, y para Tomasa Pargas es una muestra de que también hay gente buena con ganas de cambiar las cosas en la ciudad.
El obispo José Guadalupe Galván Galindo también se mostró optimista de que las cosas pueden cambiar en La Laguna, "es verdad que en estas últimas semanas hemos visto tranquilidad, aunque no perfecta porque constantemente hay familias que siguen sufriendo por el clima de violencia".
Consideró que las personas jamás deben perder la esperanza y esperar tiempos mejores, "desde nuestra fe hay que construir una mejor ciudad".
