"Cantando la cigarra pasó el verano entero...".
Cuando llegó el invierno no tuvo qué comer. Fue con la hormiga, que tenía colmados sus graneros. Ella, cruel, le negó ayuda, y la cigarra murió de hambre.
Tiempo después murió la hormiga. Cuando llegó al Cielo le pidió el Señor:
-Canta para mí.
-No sé cantar -respondió la hormiga, avergonzada.
En eso vino la cigarra.
-Yo cantaré por ella, Padre -le dijo al buen Dios-. Deja que entre también en tu mansión.
Y ahí están la cigarra y la hormiga. La cigarra cantando eternamente. La hormiga trabajando por toda la eternidad.
¡Hasta mañana!...