Llegaron miando. Nadie se alarme: miar es lo que hacen los gatos cuando maúllan.
Llegaron, pues, miando -o sea maullando-, y me dijeron:
-Somos los gatos.
No necesitaban, en verdad, decirlo. Yo los había reconocido ya. Uno de ellos tomó la palabra:
-Haga saber a sus lectores que es falso el refrán que dice: "De noche todos los gatos son pardos". La verdad es que sea de noche o sea de día los gatos somos pardos, negros, blancos, cafés, grises, leonados. En fin, somos de una gama casi infinita de colores. Ese refrán debería decir: "De noche todos los gatos parecen pardos".
Yo le di la razón. Una cosa es ser, y otra muy diferente es parecer. ¿No le parece?
¡Hasta mañana!...