Dijo una vez un pensador:
-Antes de casarme tenía tres teorías acerca de la educación de los hijos. Ahora tengo tres hijos y ninguna teoría.
Su afirmación es cierta. ¡Es tan fácil ser padre! Ser padre ¡es tan difícil! Quiero decir que engendrar un hijo es tarea sencilla y deleitosa, pero ser un buen padre es empresa llena de dificultades. Para colmo, la calidad de padre no es algo que se estudia, sino algo que se aprende, a veces a costa de quebrantos y aflicciones.
Yo, que tengo cuatro hijos, no tuve tres teorías para educarlos, sino nada más una. Mi teoría se llama amor. Creo que si amas a tus hijos, les demuestras tu amor y con amor los guías, el resultado tarde o temprano será bueno.
También, claro, hay que darles buen ejemplo. Pero eso tiene el problema de que te hace la vida muy aburrida.
¡Hasta mañana!...