Rugió la tempestad. Y dijo el Señor:
-Me recuerda a Beethoven.
Apareció la bruma. Y dijo el Señor:
-Me recuerda a Brahms.
Vino una tarde de lluvia. Y dijo el Señor:
-Me recuerda a Debussy.
Surgió en su magnífico esplendor toda la creación. Y dijo el Señor:
-Me recuerda a Mozart.
¡Hasta mañana!...