Aquel señor pensaba mucho. Por lo tanto no creía en nada. Aquel otro señor sentía mucho. Creía por lo tanto en todo.
Un día conversaban los dos acerca del universo.
-¿Crees que haya seres en otras galaxias? -preguntó el incrédulo.
-Naturalmente que sí -respondió el otro-. Es absurdo pensar que entre las incontables miríadas de millones de cuerpos celestes que existen en el cosmos nada más en uno se generaron las condiciones de vida.
-Y si hay otros seres en el universo -dudó el escéptico-, ¿Por qué no se han comunicado con nosotros?
El otro tomó el periódico y lo extendió frente a su amigo: contaminación de la tierra, el mar y el cielo; violencia en las ciudades; acciones de terrorismo insano; terribles enfermedades; hambre; guerra.
-¿Te comunicarías tú? -le preguntó.
¡Hasta mañana!...