Las buenas cosas tardan a veces en llegar, mas siempre llegan.
Encontré por azar un soneto de Luis María Martínez, quien además de máximo jerarca de la Iglesia Católica de México fue poeta místico de hondas raíces y alta calidad. He aquí ese soneto, que bien podría llamarse La Cruz:
"El fruto de la vid sin el pesado / esfuerzo del lagar no fuera vino, / ni el trigo candeal sin el molino / se convirtiera en pan inmaculado. // Si por dolor no fuera transformado / en pan de vida y en licor divino, / el amor no cumpliera su destino / de darse en comunión siempre al amado. // Sin la Cruz, para mí Jesús no fuera / pan de salud y cáliz de alegría, / y Él mismo en mi miseria no viviera. // Y pues su amor me dio su Eucaristía, / mi amor no fuera amor si no le diera, / por el milagro del dolor, la mía".
Quisiera haber hallado antes este bellísimo soneto, para ponerlo aquí el pasado 3 de mayo, día de la Cruz. A veces las buenas cosas tardan en llegar, mas llegan siempre.
¡Hasta mañana!...