Adán estaba muy orgulloso: había inventado la rueda.
Llamó a Eva y le mostró su invento. Preguntó la mujer, indiferente:
-¿Qué es eso?
Respondió el hombre, feliz.
-Es la rueda. Gracias a mi invento podrán rodar los carros.
Eva meneó la cabeza y dijo con tono de reproche:
-Siempre dejas las cosas inconclusas. El verdadero mérito será del que invente las otras tres.
Oyó aquello el Creador y le dijo al Espíritu:
-Ya empezó.
-Ya empezó ¿qué? -preguntó el Espíritu.
Y respondió el Creador:
-El matrimonio.
¡Hasta mañana!...