Me olvido a veces de tu rostro, ¿sabes?
Entonces te vuelves una sombra de luz, y no eres ya tu imagen: eres mi imagen, la que me perteneces, mía.
Ahora que no te escucho dime cómo eres. Dime quién eres. Yo no lo sé: si lo supiera quizá dejarías de ser. O quizá dejaría de ser yo.
Sigue siendo como eres. Sigue siendo como no eres. Yo seré por ti, y por ti dejaré de ser. Alguna vez se me aparecerá en el sueño una mujer, y sabré que eres tú, e iré hacia ti aun sin saber a dónde voy.
Ir hacia ti es ir hacia mí. Aunque me pierda te hallaré. No me importa perderme si te encuentro.
¡Hasta mañana!...