Doña Ana era la mujer más hermosa de Sevilla, y don Juan el galán más apuesto.
Don Juan les dijo a sus amigos:
-Voy a seducir a doña Ana.
La sedujo, en efecto.
O al menos eso fue lo que creyó.
Porque doña Ana les había dicho a sus amigas:
-Voy a seducir a don Juan.
Lo sedujo, en efecto.
Y, ella sí, estaba en lo cierto.
¡Hasta mañana!...