A los 50 años de su edad John Dee descubrió el secreto de la piedra filosofal, que convierte en oro la materia.
Sus contemporáneos -Erasmo de Rotterdam entre ellos- pensaron que Dee se haría inmensamente rico con su descubrimiento. No fue así. El sabio alquimista siguió trabajando en su laboratorio, como siempre.
Uno de sus discípulos se atrevió a decirle:
-Maestro: hallaste algo que todos habían buscado inútilmente. ¿Por qué no obtienes provecho de tu hallazgo?
Respondió John Dee:
-Busco ahora que el oro se convierta en algo más valioso.
-¿En qué? -preguntó, ansioso, el discípulo.
Contestó el sabio:
-En agua.
¡Hasta mañana!...