¡Cuántos nombres que tiene el colibrí! Es paradoja que una avecilla tan pequeña tenga una nomenclatura tan grande. Al colibrí se le llama igualmente chuparrosa, picaflor, pájaro mosca, chupamirto... En algunas regiones del país le dicen "porquesí", una bella manera de nombrar lo que parece un jubiloso capricho del Creador.
Los españoles, que no conocían el colibrí, quedaron deslumbrados cuando lo vieron por primera vez. Lo bautizaron "tominejo", vocablo que es por dos veces un diminutivo: proviene de tomín, que era una moneda de plata pequeñita.
El nombre más bello para el colibrí, sin embargo, lo escuché en Oaxaca, donde tantas bellezas se escuchan y se ven. La cantarina lengua zapoteca designa a la chuparrosa con la voz "biulú". Esa palabra quiere decir "lo que se queda en los ojos". El nombre es claro y cierto: nadie puede olvidar al colibrí después de haberlo visto.
Demos gracias a Dios por la grandiosa pequeñez del colibrí. Y por sus muchos nombres.
¡Hasta mañana!...