El Señor creó al género humano.
Todo indica que no le salió muy bien, pues años después tuvo que destruirlo.
Mandó el Diluvio, en efecto. Las aguas cubrieron toda la redondez del mundo -y eso que entonces no se sabía que el mundo era redondo- y perecieron todas las criaturas, menos Noé y su familia, con una pareja de cada especie de animales.
Al cabo de algún tiempo Adán le dijo a su Creador:
-¡Qué tonto fue Noé!
-¿Por qué? -se extrañó el Señor.
Explicó el hombre:
-De dos palmadas pudo acabar con la pareja de moscas y la de mosquitos, y con un solo pisotón pudo librarnos para siempre de las cucarachas.
¡Hasta mañana!...