Jean Cusset, ateo con excepción de la primera vez que escuchó el Responso compuesto por el Pichuco Troilo, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas como siempre- y continuó:
-Es una mentira eso de que es imposible siempre entender a la mujer. El único tiempo en que es difícil entenderla es desde que viene al mundo hasta que sale de él. Lo que sucede es que la mujer no es para ser entendida: es para ser amada, para entregarnos a ella sin condiciones ni reservas. ¿Lo entenderá alguna vez el hombre, esa criatura tan elemental, tan simple y obvia?
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!...