Así dice mi esposa. Yo le sugiero mansamente que busque otra manera de decir que viajo mucho en avión, pero ella insiste en que la frase es adecuada. Y quizá no le falta razón.
La verdad es que viajo demasiado. Malo el cuento cuando llegas al hotel y el personal te pregunta: "¿Cómo te fue?", y llegas a tu casa y te preguntan: "¿Y de dónde nos visita el señor?".
Empecé a peregrinar cuando tenía 20 años, en el Camino de Santiago. Más de medio siglo después sigo peregrinando. Soy "homo viator", caminante, como decían los teólogos antiguos que es el hombre. Todavía los pasos no me pesan. Pero ni el paso ni el camino son míos. Cuando su dueño diga dejaré de andar. Por hoy sigo en las nubes. Y voy, feliz romero, ansioso por descubrir nuevos paisajes y por reconocer los conocidos. A eso se le llama caminar. Y se le llama, también, vivir.
¡Hasta mañana!...