Al principio -difícil es creerlo- todas las cosas eran grises.
El cielo era gris, y gris la tierra y gris el mar. El día y la noche eran grisáceos. Los árboles y las plantas eran también grises, y -lo más triste- todas las flores eran grises. El universo entero era gris. Incluso de noche todos los gatos eran grises.
El buen Dios pensó que aquello no era bueno. ¿Qué autor se resigna a admitir que su obra es gris? Entonces el Señor hizo los colores, y toda la creación se iluminó como un dibujo pintado con crayolas por un niño.
Adán y Eva fueron con el Padre y le dijeron:
-Ya nos diste el color. Ahora danos el cable.
¡Hasta mañana!...