La prosa dice las palabras.
La poesía las embellece.
La música las acaricia...
Dichas con música las palabras ondulan, brillan, se quejan, ríen o lloran, sueñan... Se filtran como un elíxir que llega al corazón y ahí se queda. En una canción, un aria de ópera o un lied cada palabra es otra palabra, no la misma que es cuando simplemente es dicha.
Cantemos.
Cuando cantamos nosotros tampoco somos los mismos.
¡Hasta mañana!...